Blu, el Bansky italiano, borra sus murales como protesta

El grafitero italiano Blu, uno de los artistas urbanos más reconocidos del mundo, ha eliminado algunos de sus murales de Bolonia (norte) para protestar contra la decisión de realizar una muestra dentro de un museo con obras de arte callejero.

Así lo comunicó el propio dibujante anónimo en su portal de Internet, en el que publica algunas fotografías en las que se ve cómo algunos de sus colaboradores arrancaban sus grafitis de las paredes o los cubrían con pintura gris.

De este modo el artista urbano protestó contra la presencia de algunas de sus obras en la exposición “Street Art. Banksy&Co. El arte en estado urbano”, que permanecerá abierta desde el próximo viernes en el Museo de la Historia de Bolonia.

El colectivo de escritores Wu Ming fue el encargado de explicar la decisión de Blu mediante un artículo en su página de internet.

“No importa si las obras arrebatadas en Bolonia son dos o cincuenta, si los muros que las albergaban estaban escondidos tras fábricas en demolición o en una bello barrio de la periferia norte. No importa ni siquiera ahondar en la grotesca paradoja que representa el arte callejero dentro de un museo”, señalaron.

Añadieron que la exposición Street Art.Banksy&Co “es el símbolo de una concepción de la ciudad que debe ser combatida, basada en la acumulación privada y sobre la transformación de la vida y de la creatividad de todos en beneficio de unos pocos”.

Precisan que la decisión de borrar sus obras se debe al hecho de “no aceptar la enésima sustracción de un bien colectivo al espacio público”.

Blu, del que se conoce su aspecto e identidad, es un grafitero de gran proyección internacional y que en 2011 el periódico británico “The Guardian” incluyó entre los diez mejores artistas callejeros del mundo.

Comenzó su andadura hace veinte años precisamente en Bolonia, ciudad que cuenta con sus murales de grandes dimensiones y con un marcado carácter de reivindicación social.

Desde entonces su presencia artística ha ido creciendo y sus aerosoles han llegado hasta ciudades como Sao Paulo, Managua, Londres, Praga o Zaragoza, en España.

Fenómeno de masas

En definitiva, Bolonia pierde, por deseo de su autor, diversas obras de arte urbano que serían muy bien acogidas en muchos museos. No todos los artistas callejeros piensan como Blu, porque de hecho el art street, nacido como un arte subversivo y de denuncia, se está convirtiendo en un fenómeno de masas, en un negocio, como ocurrió con otras expresiones culturales: el rap, grunge o la literatura «pulp». Prestigiosos museos han organizados exposiciones de arte urbano, mientras administraciones públicas y empresas aprovechan el arte urbano para recalificar las periferias.

Todo el mundo se da cuenta ya de que el arte urbano puede ser un buen negocio, hasta el punto de relanzar los precios de los pisos. El Centro para el Estudio de la Moda y de la Producción cultural de la Universidad Católica de Milán estima que la recalificación de algunos barrios con obras de arte urbano hacen aumentar el valor de los pisos en al menos un 20 por 100. Y en algunos anuncios inmobiliarios comienza a destacarse esta frase: “Con vista Street Art”. Ciertamente, depende también de la cotización de los artistas. Según Collier International Italia, algunas propiedades inmobiliarias en Bristol y en Londres con alguna obra de Bansky han aumentado su valor considerablemente.

Inversión en Street Art

No todo el Street Art nació como gesto de protesta. Pero, parece evidente que, visto el caso de Blu en Bolonia, hay artistas que no están de acuerdo en que su arte, nacido incluso de manera ilegal para denunciar especulaciones, se vea paradójicamente convertido en factor de revalorización e incluso especulación, entrando a formar parte de museos y galerías. De todas formas, Sabina De Gregori, experta de lenguajes contemporáneos y de arte urbano asegura que el reconocimiento del arte urbano en el mercado del arte es una realidad: “Cada vez más instituciones están invirtiendo en el Street Art. Seguramente una fase ha terminado y es necesario ver qué forma adoptará ahora esta corriente de arte”.

En opinión de la mayoría de los expertos, la nueva estética urbana está “condenada” al éxito. No en vano Bansky es ya tan célebre como Lady Gaga y hasta Barak Obama ha utilizado en sus carteles el lenguaje de Obey, una gran firma del arte urbano estadounidense.

Con información de abc.es