Cientos de familias provenienes de diversas comunidades de la Sierra Tarahumara se han visto forzadas a salir de sus pueblos de origen a causa de la presencia del crimen organizado, cuyo hombres armados recorren la región para reclutar a niños jóvenes a fin de integrarlos a las filas del crime organizado
Municipios como Uruachi, Urique, Bocoyna y Chínipas han sido víctimas del desplazamito a causa de a violencia; tan sólo la semana pasada al rededor de 100 personas oriundas de Uruachi tuvieron que escapar y buscar ayuda, primero en la ciudad de Cuauhtémoc y después en la capital del estado, donde fueron acogidos por las autoridades estatales y para quienes todavía solicitan apoyos por parte de la ciudadanía.
Casos similares se documetaron durante año pasado, cuando al menos 700 personas radicadas en la comunidad de Las Chinacas, en Chínipas, abandonaron sus hogares para resguardarse en el bosque o los pobaldos de Navojoa y Álamos, en Sonora, ante la amenaza que representó la llegada de un grupo de hombres armados.
También el año pasado fueron desplazadas hasta 15 famiias de Urique ya que la latente actividad delictiva que existe en la Sierra, la cual no sólo “solicita”, a los jóvenes a ingresar a sus filas, sino que los obliga a hacerlo o de lo contrario son asesinados.
De acuerdo a los testimonios de la población, hoy en día la gente de la Sierra no tiene trabajos, ni acceso a escuelas, programas estatales, ni siquiera al templo; por ello exigen a las autoridades garantizarles el poder regresar a sus zonas de origen sin temor a represalias a través de medidas de seguridad, asistencia, de protección y humanitarias decretadas.
Por su parte, las organizaciones de la sociedad civil han reiterado la situación crítica que se vive en la Sierra Tarahumara a causa de las migraciones motivadas por las acciones de los grupos delincuenciales y adviriteron que, ante las omisiones del Estado, habrán de dar cuenta sobre estos casos a instancias internacionales para lograr alguna recomendación o alerta.