En términos generales, más del 20 por ciento de la población, principalmente estudiantes, adolescentes y adultos jóvenes, padece síndrome de sueño insuficiente (SSI), dijo Ulises Jiménez Correa, director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM.
Se trata de una alteración al dormir; las personas que la padecen se quejan de tener sueño en el día y, por lo mismo, se les dificulta atender sus actividades escolares, laborales o familiares, precisó.
El problema se presenta por igual en hombres y en mujeres, en la adolescencia y primeros años de la edad adulta, porque es la etapa donde ya no se tienen límites en términos de horarios y, por lo tanto, empiezan a privarse de horas de sueño, apuntó.
En la muestra general de quienes asisten a la clínica universitaria, el 15 por ciento presenta este problema. Por grupos de edad, el 100 por ciento de la población estudiantil de entre 15 y 25 años que acude lo hace para atenderse por este síndrome.
Los pacientes duermen tres o cuatro horas por noche, de lunes a viernes, y tratan de recuperarse en fin de semana, lo cual lejos de ser una solución, ocasiona que se acumule una deuda importante de sueño, apuntó.
La causa fisiológica de este atraso es la estimulación luminosa que nos imponemos al usar dispositivos electrónicos sin límite. Por ejemplo, ahora los estudiantes ocupan las noches para hacer sus tareas en equipo por Internet o revisar las redes sociales y su correo electrónico, resaltó.
Esa estimulación, explicó, no permite que el cerebro identifique que ya es hora de dormir, pues ocurren cambios importantes en la química cerebral y se deja de producir la melatonina en un horario adecuado, lo que dificulta el inicio del sueño.
Aunado a ello, se encuentra el hecho de que las personas llevan a cabo conductas que no les permiten iniciar el descanso, como cenar tarde, leer o llegar muy noche a casa, agregó Jiménez Correa.
“El problema es que por lo regular las actividades laborales y/o escolares empiezan temprano y es cuando se presentan los síntomas diurnos de esta afectación, que son: somnolencia, dificultad para hacer bien las actividades, irritabilidad, ansiedad, problemas de atención, concentración y memoria”.
Ello se refleja en una baja productividad laboral o rendimiento escolar inadecuado, además de cambios en el estilo de vida e incluso en las relaciones sociales. A veces la gente se queda dormida si requiere estar alerta y eso ocasiona accidentes. “Hoy se sabe que los choques durante las primeras horas de la mañana se presentan porque hay privación de sueño”, indicó.
El tratamiento
Para que un paciente se recupere debe seguir indicaciones precisas como no automedicarse, dormir entre siete y nueve horas diarias y realizar alguna actividad física, pues una rutina deportiva ayuda a descansar, puntualizó.
No obstante, cada caso tiene sus particularidades, lo que hace necesario acudir con un especialista a fin de conocer el estado general de salud y las rutinas escolares o laborales. En función de estos datos se hacen esquemas personalizados encaminados a favorecer la calidad y tiempo.
Lo primordial es tener un orden de actividades las 24 horas del día y utilizar el día para actividades cotidianas, pues “si ocupamos tiempo de la noche, adquirimos el SSI”, concluyó.