La creciente popularidad de Donald Trump y la política antiinmigrante que ha promovido a lo largo de su campaña como precandidato a presidente ha alarmado al Gobierno mexicano tanto que este último decidió reorganizar a sus diplomáticos de alto rango y, según oficiales, adoptó una nueva estrategia: defender la imagen de los mexicanos en el extranjero.
Trump ha atacado constantemente al vecino del sur de los Estados Unidos, llamando a los mexicanos que cruzan la frontera “violadores” y “delincuentes”, y amenazando con obstruir las remesas de dinero que éstos envían a casa para sus familias, a menos que México pague para construir un muro. Por meses, el Gobierno mexicano ha optado por permanecer callado, con algunas excepciones de gente de perfil alto, en vez de cuestionar las aseveraciones de Trump.
Debido a la cada vez más grande presión interna, los funcionarios mexicanos han elegido una nueva estrategia: defender a los mexicanos y su reputación aquí y en los Estados Unidos.
“En meses recientes, hemos visto más discursos antiinmigrantes en general, específicamente antimexicanos, y no exclusivamente de Donald Trump”, comentó un funcionario mexicano que no estaba autorizado a hablar públicamente del tema. “Esto nos alertó acerca del posible daño de la imagen de México en los Estados Unidos”.
Desde el inicio de su campaña, el precandidato republicano a la presidencia Donald Trump ha estado prometiendo que construirá un muro en la frontera entre México y Estados Unidos, y que México pagará por éste. No si estos hombres tienen algo qué decir al respecto.
Después de sólo siete meses en su empleo, Miguel Basáñez Ebergenyi, embajador de México en Washington, será sustituido por Carlos Manuel Sada Solana, el cónsul general de Los Ángeles. Paulo Carreño King, asistente personal del presidente Enrique Peña Nieto cuya carrera ha incluido relaciones con los medios internacionales y mejorar la imagen del país, tomará el puesto de ministro de Relaciones Exteriores para Norteamérica.
Estados Unidos es el mayor socio comercial de México, con más de mil millones de dólares en comercio bilateral por día, y millones de mexicanos viven al norte de la frontera. Al Gobierno mexicano le preocupa que la perorata de Trump y algunos sentimientos antimexicanos exacerbados pudieran en un futuro impactar las inversiones extranjeras y el turismo, y llevar a más políticas estadounidenses nocivas.
La secretaria de Relaciones Exteriores Claudia Ruiz Massieu expresó el martes a El Universal que el Gobierno debe “reevaluar nuestro desempeño y estrategia hacia los Estados Unidos”.
“Vemos estados de ánimo caldeados, en algunos sectores, contra nuestros paisanos, contra nuestro país”, agregó. “Hay miedo de parte de nuestra comunidad en los Estados Unidos de que estos sentimientos puedan crecer hasta explotar y se generen hostilidades”.
Conforme la estatura de Trump creció en su país en meses recientes, los funcionarios mexicanos realizaron encuestas de opinión pública en los Estados Unidos y hablaron con su red de consulados. El resultado, explicaron, dio lugar a preocupaciones acerca del alcance del sentimiento antimexicano.
“Encontramos gente joven que ha comenzado a adoptar argumentos que son antimexicanos”, dijo el funcionario.
Ahora el Gobierno espera que sus diplomáticos puedan hacer un argumento mucho más convincente acerca de los beneficios que México proporciona a los Estados Unidos.
Basáñez tomó el puesto de embajador el año pasado después de ser profesor de la Escuela Fletcher de la Universidad Tufts. Durante su corto desempeño, se ganó la fama de ser un líder de perfil bajo que se contenía en medio de la tormenta Trumpiana.
El año pasado, se limitó a expresar que los comentarios de Trump eran “sólo parte de su campaña como precandidato” y se dice que argumentó que atacar al mismo solamente serviría para impulsarlo. No se pudo localizar a Basáñez para que diera sus comentarios.
Sada, el embajador entrante, pendiente de confirmación, ha servido en varios consulados mexicanos, incluyendo el de Chicago, San Antonio y Nueva York. Además ha sido el jefe de Asuntos del Congreso en la Embajada Mexicana en Washington.
Arturo Sarukhan, embajador de México ante los Estados Unidos del 2007 al 2013, declaró que México debe rebatir las aseveraciones de Trump. La nueva estrategia es un “muy buen cambio de rumbo”, expresó.
“Hay una muy clara necesidad de que el Gobierno mexicano haga algo al respecto, y había una creciente presión doméstica en este rubro”, agregó Sarukhan. El trabajo de un embajador, explicó, debería ser “contraponerse a mentiras, distorsiones y retóricas negativas con hechos y pruebas”.
Información de The Washington Post