El papa Francisco inició el tramo final de la Semana Santa admitiendo el agotamiento que los sacerdotes como él mismo pueden sentir, pero exhortándoles a la vez a mantenerse vinculados estrechamente con su feligresía compartiendo con ellos alegrías y pesares. “No podemos ser pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos”, aseguró.
Francisco ofició la misa del Jueves Santo horas antes de dirigirse a la prisión principal de Roma para lavar los pies de los presos, un ritual prepascual destinado a demostrar su vocación de servicio al prójimo.
El pontífice dijo que el rito demuestra que Jesús estaba dispuesto a involucrarse en las vidas de sus discípulos y agregó que todo sacerdote debe hacer lo mismo, compartiendo compasivamente las vidas de sus feligreses y no encerrándose en las sacristías por agotamiento o indiferencia.
Francisco afirmó que piensa a menudo en el desgaste de los sacerdotes “y rezo por ellos a menudo, sobre todo cuando yo mismo me siento cansado”.
El papa exhortó a los sacerdotes a tomar un descanso, pero también aceptar el “cansancio positivo y saludable” de ser un buen pastor.
Agencias