En el marco del 97 aniversario del fallecimiento del general Emiliano Zapata Salazar, se llevó cabo una ceremonia cívica en el monumento dedicado al Caudillo del Sur, ubicado en el cruce de las avenidas Ocampo y Melchor Guaspe de la Ciudad de Chihuahua.
Durante el acto cívico se contó con la presencia de autoridades civiles y militares, así como integrantes de sindicatos campesinos del Estado de Chihuahua y población en general, quienes se dieron cita para recordar a este distinguido personaje histórico.
Los honores a los símbolos patrios estuvieron a cargo de la Banda de Guerra y Escolta del 23º Batallón de Infantería de la 5ª Zona Militar, acompañados de la Banda de Música de Gobierno del Estado.
Asimismo se brindó una reseña histórica sobre Emiliano Zapata, un Caudillo de la Revolución, un hombre que trascendió a su actuar y su pensar, y que defendió con coraje la propiedad de la tierra, quien con la frase “tierra y libertad” pudo sintetizar los deseos de los campesinos, los cuales aún siguen aclamando “la tierra es para quien la trabaja”.
Para concluir la ceremonia cívica las autoridades civiles y militares presentes montaron una guardia de honor en el monumento erigido al General Emiliano Zapata, en donde además se colocó una ofrenda floral.
Emiliano Zapata Salazar nació el 8 de agosto de 1879 en Anenecuilco, Morelos, en el seno de un hogar liderado por campesinos como Gabriel Zapata y Cleofas Salazar, por lo que conoció desde sus primeros años de vida los problemas y las dificultades del campo.
Desde muy temprana edad Zapata advirtió las grandes injusticias que se cometían en contra de quienes trabajan la tierra, desde pequeño se mostró sensible a las necesidades de los demás y tomó conciencia de los graves problemas que sufría la población rural, conciencia que años más tarde lo convertiría en el importante líder agrario de la historia de México.
En 1909 fue Presidente de la Junta de Defensa de las Tierras, al iniciar sus gestiones contactó al anarquista Ricardo Flores Magón, al periodista revolucionario Paulino Martínez y el profesor Otilio Montaño.
El 25 de noviembre de 1911 Zapata promulgó el célebre Plan de Ayala, principal documento agrarista de la Revolución Mexicana, en el que se plasmó el lema de “la tierra es de quien la trabaja”, en dicha proclama Zapata desconocía al Gobierno de Madero al que acusaba de haber traicionado la causa campesina y llamaba a las armas para que las tierras arrebatadas por caciques, latifundistas y terratenientes fueran restituidas a los campesinos, sus dueños originales.
En 1914 Zapata entró a la Ciudad de México con sus tropas del ejército liberador del sur, el Caudillo logró controlar amplía región del sur del país, en donde tuvo importantes logros, como la creación de las Comisiones Agrarias y el restablecimiento de la primera entidad de crédito agrario en México.
En 1919 Zapata fue engañado por el coronel Jesús Guajardo, quien hizo creer al General que quería unirse al ejército liberador del sur, por lo que lo invitó a reunirse en la Hacienda de Chinameca, durante la reunión Zapata fue asesinado, su cadáver fue llevado a Anenecuilco, y posteriormente trasladado a Cuautla, donde sus restos reposan al pie de la estatua que fue erigida en su nombre.
Hasta los últimos segundos de vida Zapata guardó lealtad a sus principios y a su lucha en favor de los campesinos, a Zapata se le atribuyen grandes frases como las siguientes:
· “La tierra es para quien la trabaja”
· “Mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado”
· “Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres”
· “Perdono al que roba y al que mata, pero al que traiciona, nunca”
· “Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas o por cohecho o soborno, están traicionando y derramando sangre de sus hermanos”
· “El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen”