El 13 de abril empieza en Tailandia el festival del Songkran. Durante esta celebración, que coincide con los festejos del año nuevo en algunos países del sudeste asiático, se practica un ritual de purificación en el cual se rocían con agua las estatuas de Buda y se lava las manos de los ancianos en señal de respeto.
Sin embargo, en los últimos tiempos esta festividad se ha ganado un sobrenombre bastante siniestro, ‘los siete días de peligro’, según una nota publicada por el diario ‘The Washington Post’. El análisis señala que el festejo se ha convertido en un buen pretexto para organizar fiestas callejeras con mucho alcohol.
Como resultado, la cantidad de muertes por accidentes en las carreteras ha aumentado drásticamente, convirtiendo a Tailandia en el país con el segundo mayor índice de este tipo de muertes per cápita en todo el mundo. Otro análisis efectuado por ‘The Guardian’ estima que durante el festival fallecen dos personas cada hora y otras 160 resultan heridas.
Una singular medida
Esta triste estadística ha hecho que las autoridades del país asiático hayan decidido tomar medidas extremas. A partir de este año la Policía tailandesa tendrá la facultad de enviar a trabajar en las morgues de los hospitales a aquellos automovilistas y motociclistas que conduzcan bajo el efecto del alcohol. Un juez impondrá el castigo y determinará el tiempo de duración de la pena.
Las autoridades aún no han explicado las funciones específicas que ejecutarían los condenados dentro de la morgue. Sin embargo, la idea del castigo es clara: causar en los infractores un efecto de temor ante la visión de cadáveres arrollados por vehículos. Esto debería además incentivarlos a ofrecerse voluntariamente como conductores designados durante las futuras celebraciones del Songkran.
RT Noticias