Un equipo de científicos internacionales ha brindado la respuesta a uno de los mayores misterios de las edades de hielo: ¿qué sucedió con el agua rica en carbono de las profundidades del Pacífico durante la última edad de hielo y durante la transición al período cálido actual?
De acuerdo con el estudio publicado en ‘Nature Communications’, la reducción de dióxido de carbono en la atmósfera que tuvo lugar en la última edad de hielo ―en 800.000 años su concentración se redujo de 280 a la 180 ppm― fue acompañada por su acumulación en las profundidades del océano Pacífico. Eso no es todo, los investigadores lograron localizar un ‘monstruoso’ almacenamiento de gas: resulta que las capas profundas del Pacífico Sur albergan dióxido de carbono a una distancia de entre 2 y 4 km de la superficie del agua.
En el estudio se explica que el sur del océano Pacífico es considerado como una de las mayores ‘ventanas de ventilación’ del océano mundial. El sistema de las corrientes oceánicas transporta agua rica en carbono desde las profundidades a la superficie en un tiempo relativamente corto. De tal manera, se establece un balance entre la composición gasística del agua y el aire, lo que conduce a la liberación de dióxido de carbono a la atmósfera desde el océano y el efecto invernadero.
Sin embargo, la última edad de hielo cerró esa ‘ventana de ventilación’, y el dióxido de carbono quedó atrapado. Solo una pequeña porción de aguas profundas llegaba a la superficie, lo que no era suficiente para mantener el nivel de dióxido de carbono atmosférico. Al final de la última edad de hielo, cuando la capa de hielo de la Antártida se redujo significativamente, la circulación de las aguas oceánicas se reanudó. Hoy en día, el agua rica en carbono, al igual que antes, se transporta hacia la superficie del mar, aumentando el efecto invernadero y contribuyendo al calentamiento de la atmósfera.
Fuente: RT