El secretario general de gobierno, Mario Trevizo Salazar, subrayó que el legado de don Luis H. Álvarez Álvarez, fue la enseñanza de vida que, junto a su esposa, Blanca Magrassi, entregó no sólo a los chihuahuenses sino a todos los mexicanos, esto en el marco de la guardia de honor en su memoria encabezada por el Ayuntamiento de Chihuahua del que el paniata fuera titular de 1983 a 1986.
En represantación del gobernador César Duarte Jáquez, el secretario subrayó que el trabajo y herencia del líder moral del panismo trasciende la esfera política y se instaura como una enseñanza de ética e integridad que debe regir en toda la sociedad para permitir la concordia y el respeto entre la pluralidad y diversidad de opinones, credos e ideologías.
En este tenor, Trevizo Salazar destacó que más allá de las victorias o derrotas que encabezó el político oriundo de Camargo, queda para la reflexión la forma de vida y el ejemplo que dejó a su hijos, nietos y seguidores, puesto que ante todo, don Luis supo reconcer en los otros los méritos y aciertos para establecer el diálogo y no perderse en el acaloramito y el fanatismo de una postura política.
“Don Luis enseñó que la concordia, la colaboracion,el respeto, el esfuerzo y, muchas veces, el sacrifico es lo que saca adelante a la familia, a los pueblos”, expresó el funcionario quien reiteró que el ejemplo que este personaje predicó con congruencia es el camino que México debe seguir para llegar a la plena consciencia y hacer frente a los tiempos difíciles.