En la frontera, los casos de desaparecidos son frecuentes. Muchas personas no logran llegar con vida a Estados Unidos. El camino está plagado de peligros: bandas de asaltantes o “bajapollos”, animales, caídas, accidentes carreteros.
La lista es larga y en algunos casos se suman otros factores, como el cambio de nombre, utilizado para despistar a las autoridades y a veces, intencionalmente, a los propios familiares.
En Tijuana, por ejemplo, buscar a un familiar tiene tres destinos: encontrarlo, no volver a saber de él nunca más, o saber que está muerto.
El caso más reciente es el del exsacerdote Eusebio Ramírez Mojica, a quien se le buscaba desde el pasado 26 de abril del presente año.
El hallazgo se realizó a raíz de una denuncia que llevó a la autoridad al poblado de Primo Tapia, en el municipio de Rosarito, donde los restos de Ramírez Mojica fueron ubicados en una fosa clandestina.
Por su parte, el arzobispo Rafael Romo Muñoz aseguró que Ramírez Mojica era padre en retiro de su vocación desde hace aproximadamente ocho años, y que participaba como párroco en el municipio de Tecate en la iglesia de San Judas Tadeo.
Indicó que Eusebio Ramírez le había pedido al arzobispo ayuda y apoyo para continuar sirviendo, pero no se lo podía dar al estilo que el padre lo pedía.
Rafael Romo enfatizó que se supo que este padre se había involucrado con una mujer y que tenía una hija, por ello no podía regresar a la vida sacerdotal.
Eusebio Ramírez Mojica se trasladó a Estados Unidos y no se supo más de él hasta este acontecimiento. Romo Muñoz señaló que el padre Eusebio cumplía en lo indispensable, era un sacerdote con mucha iniciativa, pero después bajó su ritmo de trabajo. Este es un caso excepcional en el que se tuvo conocimiento del paradero de la víctima, pero muchas de ellas nunca son localizadas.
De acuerdo con información de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), obtenidos vía transparencia, entre el periodo 2005 y 2015 se contabilizan tres mil 719 personas que murieron intentando cruzar de forma ilegal a Estados Unidos.
De estos, mil 427 no pudieron ser identificados por las autoridades ni por familiares, por lo que 39% de las personas fallecidas en el intento de cumplir el sueño americano permanecen en el anonimato.
Según la Secretaría de Relaciones Exteriores, los lugares en donde han sido hallados la mayoría de los cuerpos son en los estados de Arizona y Texas, además de que las principales causas de muerte de los migrantes que intentan llegar a Estados Unidos son deshidratación y
ahogamiento.
Los cadáveres que son encontrados en la frontera son trasladados al Servicio Médico Forense (Semefo). En el caso de Tijuana, por ejemplo, son enviados a una fosa común y resguardados. Los cuerpos no se creman —salvo en situaciones en donde presentan enfermedades infecto contagiosas— y son depositados durante tres meses en las instalaciones del Médico Forense.
En el Semefo los cuerpos son almacenados y se toman sus datos: fotos, señas particulares y nombre, si es que portaban alguna identificación.
Al cabo de ese lapso son sepultados en la fosa común localizada en el panteón número 12, el más lejano de Tijuana, y se elabora una ficha en la que se consigna su ubicación con número de manzana y nivel.
Tan sólo en el lapso de noviembre de 2007 a abril de 2008 se inhumaron 93 cuerpos en la fosa común de Tijuana, de estos, 84 fueron de hombres y 9 de mujeres.
Una cifra desconocida
De acuerdo con los Apuntes relativos a la repatriación de los cuerpos de mexicanos fallecidos en Estados Unidos de la antropóloga Françoise Lestage, desde el inicio del año 2000, el número de traslados de restos humanos de Estados Unidos a México ha aumentado.
De 2000 a 2006 se calcula un promedio anual de ocho mil cuerpos repatriados, aunque es difícil medir la frecuencia, ya que, según Lestage, la proporción que se capta a través de la SRE sólo se acerca a los datos
reales.
Cada consulado contabiliza los traslados de urnas funerarias que representan alrededor de 10 a 30% del total de los traslados, pero la SRE no pide esta información.
Además, no todos los traslados requieren los servicios de los consulados: por ejemplo, no se requieren cuando se llevan las cenizas de una persona que falleció hace tiempo, de modo que “se trasladan a México uno de cada cinco mexicanos fallecidos en Estados Unidos”, puntualiza el estudio de Lestage.
Fuente: Excélsior