La Diócesis de la Tarahumara envío una carta a los diferentes niveles de gobierno para denunciar la crítica situación que están viviendo los bosques de la Sierra Tarahumara al enfrentarse a la tala ilegal y a la impunidad respaldada por las autoridades que no castigan a los responsables.
En el año 2000, el clero y los pueblos de la Tarahumara señalaron que “se ha llegado al punto del no retorno, es decir si damos un paso más en esta situación de desgaste ecológico no se podrá nunca más detener la desertificación y ahora lo esttamos constatando a pesar de los esfuerzos que se han hecho”.
El cleró denunció que esta explotación irracional del bosque, “inconsciente, criminal e irreversible”, tendrá consecuencias en la captación de agua que nutre las cuencas hidrológicas que abastecen a estados como Chihuaua, Sinaloa y Sonora, así como al Río Conchos.
Detallan que el sistema ejidal ofrece actualmente una escasa protección al territorio ancestral y a los bienes naturales, comprendiendo los bosques, las plantas, los animales silvestres y el agua de los que viven los puebls rarámuris y tepehuanes.
Denunciaron que la codicia y la impunidad avalada por las autoridades han llevado a que la delincuencia organizada se adueñe de los predios y los aserrraderos.
El clero también denunció que el sistema económico actual sigue imponiendo proyectos extractivos que dañan a los ecosistemas, pese a que los indígenas y mestizos han busccado caminos que generen sustentabilidad a los bosques.