La capital francesa se atrincheró ayer para hacer frente a la mayor crecida del Sena en los últimos 30 años, que obligó incluso a cerrar el Museo del Louvre para resguardar las obras conservadas en sus depósitos, después de varios días de incesantes lluvias e inundaciones en la región.
El nivel del Sena llegó ayer a los 6.07 metros y podría subir entre “6.10 y 6.40 metros”, un nivel comparable con el que alcanzó en 1982 (6.15 m), pero por debajo de la descomunal inundación que afectó a la ciudad en 1910.
Por ello, las autoridades desplegaron lanchas, ambulancias, bomberos y costales de arena en las orillas del río para atender la emergencia, que ya inundó algunas viviendas.
Varios de los muelles que bordean el Sena estaban cubiertos por las aguas, mientras las autoridades pidieron a los parisinos que evitaran los bancos cercanos al río.
También fueron cerradas las estaciones del tren conurbado RER C, así como la estación de Saint-Michel de trenes y Metros.
Sin embargo, según Bruno Janet, responsable del servicio de previsión de crecidas, “estaremos muy lejos de la crecida de 1910, cuando estábamos a 8.60 metros”, un récord histórico.
Un hombre de 74 años murió al caer al agua con su caballo en un río de la región parisina, al suroeste de la capital. El caballo pudo volver a la orilla, pero el hombre después fue encontrado muerto.
En la localidad de Montargis, ubicada a 120 km al sur de París, una mujer fue encontrada muerta.
La ministra francesa de Medio Ambiente, Ségolène Royal, expresó el temor de que tras el descenso de las aguas en la región parisina aparezcan más víctimas.
El sur de Alemania también está afectado por las lluvias e inundaciones, y el balance es ya de 11 muertos. En Rumania las inundaciones provocaron dos muertos y la evacuación de más de 200 personas.
En toda Europa, el balance de muertos subió a 16.
La catástrofe meteorológica se produce en un tenso ambiente social y político, con huelgas en varios sectores.