El gobernador electo de Chihuahua, Javier Corral, se reunió con los sacerdotes Camilo Daniel, Dizán Vázquez y Javier “El Pato” Ávila, a quienes les solicitó que le asesoren, especialmente en temas del reordenamiento social que se hará en el estado, así como en las acciones para cumplir con un gobierno que apoye preferencialmente a los más desprotegidos, entre los que figuran las etnias del estado.
Los sacerdotes y Corral sostuvieron una sesión de trabajo en las oficinas de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos A.C (Cosyddhac), que dirige Javier Ávila y de la que es fundador Camilo Daniel, en Creel, y de ahí fueron a San Ignacio Arareco, donde compartieron impresiones con integrantes de la comunidad Tarahumara, y estuvieron acompañados por dirigentes de la Alianza Ciudadana por Chihuahua.
Dizán Vázquez es un sacerdote de la Arquidiócesis de Chihuahua, fundador del periódico Notidiócesis; estos tres sacerdotes han destacado por su labor en la pastoral social de la Iglesia Católica. Camilo Daniel también pertenece a la Arquidiócesis de Chihuahua y Javier Ávila a la Diócesis de la Tarahumara.
En reunión con el gobernador tarahumara del poblado de San Ignacio Arareco, municipio de Bocoyna, Corral señaló que apoyará a los pueblos de la sierra mediante un gobierno incluyente, de puertas abiertas, que escuche a las comunidades “para que juntos con todos los chihuahuenses se reconstruya la confianza de sociedad ante el olvido de esta administración estatal.
A su vez el gobernador tarahumara, Saguapare, agradeció al gobernador electo por atender al llamado y por compartir experiencias; Corral convivió con las familias, escuchó sus demandas y garantizó que tendrán un gobernador que visitará los pueblos serranos y principalmente apoyará a las familias que viven en la marginalidad.
Anteriormente a estas reuniones, Corral llegó a San Juanito para ofrecer el pésame a la familia de Guillermo Sánchez Cruz quien desapareció el 4 de junio y fue encontrado sin vida el pasado viernes en este poblado.
Guillermo Sánchez, de 18 años de edad, era hijo de Cruz Sánchez Legarda, líder social de la comunidad del ejido Rocoroivo, comunidad El Manzano, municipio de Uruachi, integrantes de familias que han sido desplazadas por el acoso del crimen organizado en la sierra de Chihuahua.