Una candidata opuesta a la clase dominante aprovechó el enojo por la corrupción política y los deteriorados servicios municipales para derrotar al candidato respaldado por el primer ministro Matteo Renzi y convertirse en la primera alcaldesa de la capital italiana.
Con más del 80% de los votos contados tras los comicios de segunda vuelta del domingo, Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas, iba al frente por un margen de 2-1. Su rival, el demócrata Roberto Giachetti, apoyado por Renzi, aceptó su derrota menos de una hora después de que cerraron las urnas.
Giachetti dijo que llamó a Raggi para desearle suerte. Decenas de personas, incluidos políticos locales del Partido Demócrata, partidos de derecha y otras fuerzas políticas, han sido implicadas en pesquisas de corrupción por contratos municipales.
Los servicios municipales, especialmente el sistema de transporte plagado de huelgas, las reparaciones de calles y la recolección de basura, se han deteriorado para exasperación de los romanos.
Trabajaré para traer legalidad y transparencia” al gobierno de Roma, dijo Raggi a sus simpatizantes el lunes por la madrugada. Agregó que “los ciudadanos de Roma han ganado” y se comprometió a que “con nosotros comienza una nueva era”.
Si bien el triunfo de Raggi era ampliamente esperado, el poder de Renzi sufrió una sorpresiva paliza en Turín, donde el alcalde Piero Fassino, con muchos años en el Partido Demócrata, aceptó su derrota ante otra mujer del 5 Estrellas, Chiara Appendino.
Fassino culpó a las fuerzas de la derecha por su derrota, que tras obtener resultados pobres en la primera ronda, se unieron a los simpatizantes del 5 Estrellas para derrotar a los demócratas de centro-izquierda.
Pese que Renzi había insistido que la elección local no afectaría su gobierno nacional de dos años de vida, el primer ministro tiene poco que celebrar con los resultados de la segunda vuelta. Renzi no hizo declaraciones el lunes por la madrugada.
Su gran premio de consuelo fue Milán, donde Giuseppe Sala parecía que iba a triunfar apretadamente sobre su rival de centro-derecha, Stefano Parisi.
Otro chasco para Renzi podría ser la oposición de la flamante alcaldesa de Roma a la iniciativa para que la ciudad sea la sede de los Juegos Olímpicos en el 2024. Renzi ha hecho campaña en favor de esta propuesta, pero Raggi ha insistido que primero se debe de resolver el problema de corrupción en la alcaldía porque la propuesta podría dar pie a sobornos relacionados con el área de construcción y otros preparativos.
Fuente: Excélsior