En cada competición en la que participa, el nadador canadiense Santo Condorelli muestra el dedo medio a su padre antes de cada zambullida y su progenitor le responde de la misma manera, relata el canal CBC.
Con la intención de no desconcertar a las personas que se encuentran a su alrededor, Condorelli intenta disimular a la hora de realizar ese gesto maleducado. Para camuflar su maniobra, apoya la mano en su nariz y se toca la frente con la yema del dedo.
Santo Condorelli comenzó esta costumbre inusual por consejo de su padre y entrenador cuando tenía 8 años y se entristecía porque los nadadores de más edad contra los que competía siempre lo derrotaban.
Sin embargo, en una ocasión este deportista olímpico realizó su ritual sin darse cuenta de que tenía enfrente una cámara y, como ofendió a los telespectadores, no tuvo más remedio que ofrecer unas disculpas públicas.
Fuente: RT