Simon Biles, la atleta estadounidense de 19 años de edad que ha maravillado al mundo por su talento en la gimnasia artística, vivió una infancia rodeada de alcoholismo y drogadicción.
Cuando apenas tenía tres años de edad, los servicios sociales decidieron separarla de su madre, Shanon Biles, por los problemas de adicciones que enfrentaba. Su custodia pasó a manos de su abuelo y su segundo esposa, a quien con el tiempo consideró como su segunda madre.
A pesar de ser un golpe anímico para la menor, Biles logró salir adelante y a los seis años de edad mostró el talento que poseía durante una visita que realizó con su escuela a una academia de gimnasia artística.
Su manera de saltar llamó la atención de los entrenadores, quienes de inmediato hablaron con sus tutores para expresarles las habilidades que tenía.
Al ser cuestionada por la prensa nortemericana sobre su pasado, la gimnasta respondió: ”Cuando era más pequeña me preguntaba qué habría sido de mi vida si no hubiese pasado nada de esto. A veces todavía me pregunto si mi madre biológica se arrepiente y querría haber hecho las cosas de manera diferente, pero evito plantearme esas preguntas porque no las tengo que responder yo”, sentenció en aquella ocasión.
Y es que a los ocho años de edad, la entrenadora Aimee Borman supo explotar su potencial hasta convertirla en una atleta de alto rendimiento.
A su corta edad, Simone ha sido tres veces campeona del mundo en suelo (2013,2014 y 2015), dos veces campeona mundial en viga de equilibrio (2014 y 2015) y en Río 2016 consiguió cuatro medallas de oro y una de bronce.
En una entrevista que ofreció a medios internacionales, la gimnasta reveló:“No soy la próxima Bolt o Phelps. Soy la primera Simone Biles”.
Información de El Gráfico