Hoy se cumplen siete años desde la partida del comediante Miguel Galván, quien alcanzara la cima del éxito mundial con su personaje “La Tartamuda”, en un comercial del área de banca, en donde personificó a un asaltante en la cárcel.
Además de su debut en televisión, fue invitado a formar parte de puestas en escena como “Atrapado sin salida”, “Mi amigo el unicornio” y “México canta y aguanta”, en donde ya daba cuenta del carácter histriónico con el que contaba.
Sus ademanes cómicos y peculiar forma de hablar le ayudaron a incursionar en otras áreas, como sus participaciones estelares en “La Hora Pico” y “La Parodia”, programas dedicados al entretenimiento familiar con diversos niveles de humor.
Fueron sus gestos faciales, siempre calificados por él como no tan agradables a la vista, los que lo hicieron único, y los televidentes se mofaban de eso, además de las burlas que él mismo hacía hacia su físico.
Desgraciadamente la muerte lo sorprendió a los 50 años, a 40 días después de haber estado hospitalizado, por diabetes y problemas de hipertensión que lo aquejaban, los cuales fueron responsables de su fallecimiento.
Lo que necesitaba era un trasplante de riñón, pero desafortunadamente no estaba en condiciones de hacerse una operación de este tipo, en tanto que también presentó problemas del corazón.
En ese entonces su cartera recibía las ganancias de “La Hora Pico”, sus presentaciones en la República Mexicana, además de shows como “La Tartamuda” y escenarios teatrales independientes.
El tiempo se le acabó antes a Miguel Eduardo Galván Meza, quien ya no pudo colaborar para “El coyote rojo”, en donde participaría junto a Luis de Alba, mejor conocido como “El Pirrurris”.
Fue el destino el que llevó a Galván a la cima del éxito en la industria de la comicidad en la televisión, y también quien decidió que su vida se cortara de tajo.
Información de El Gráfico/ YouTobe