Miley Cyrus y la libertad de ser ella misma

Miley Cyrus fue a ver a Woody Allen por primera vez dispuesta a sacarse una selfie con el legendario realizador y plantarle un educado “no, gracias” a su propuesta de trabajar juntos. “Me daba vergüenza llamarle y decirle eso de lo siento pero estoy muy ocupada”, recuerda ahora la cantante y actriz. Es difícil pensar en la palabra vergüenza con la presencia de esta joven sureña de 23 años que con sus caderas puso en boga el término twerking.

La que un día fue Hannah Montana parece una nueva Pipi Calzaslargas vestida con un mono multicolor y con dos moñitos por tocado en lugar de largas trenzas. Eso y una gran sonrisa mientras recuerda la génesis de su último trabajo, el que la ha convertido en la nueva musa del autor de “Annie Hall” como protagonista de la miniserie de Netflix “Crisis in Six Scenes”. “Me siento muy libre siendo yo y no quería ser nadie más. Además, me acababa de mudar a una granja porque está claro que cuando se trata de animales no tengo mesura y tengo miles. Pero no tuve las pelotas de decirle que no podía trabajar con él porque estaba ocupada jugando con los cerdos”, resume.

Con Cyrus las cosas siempre son extremas. Lo que empezó como la carrera de una niña prodigio, devota cristiana y todo lo conservadora que las estrellas de la música country y niñas Disney suelen ser, se convirtió en esa explosión de sexo, música e irreverencia que la joven Miley exuda en cada una de sus apariciones. Volcada en su música, de gira con su cuarto álbum, “Bangerz”, y enfrascada en un continuo “ahora sí ahora no me caso” con su novio impenitente, el actor Liam Hemsworth, la cantante y estrella no quería más líos. Sin embargo, los encantos de un Allen octogenario pudieron a los de su cerdito Pig Pig y la devolvieron a la televisión. “En realidad se llama Pig para abreviar, pero le llamo Pig Pig para diferenciarle de Pig Puddles, que acabo de adoptar. Más asustadizo pero come galletas de chocolate”, añade. Eso es lo que más valoran de ella los que la conocen. O incluso quienes la critican, porque si bien la nueva serie ha sido recibida con golpes todos ensalzan el trabajo de Cyrus como actriz por la naturalidad con la que se enfrenta al director que otros idolatran.

“No es de los que se deshacen en halagos”, comenta de Allen. “Y si lo hace, lo hace a tus espaldas, a trabajo hecho. Pero a mí me gusta trabajar así, duro”, remata. Ciertamente a sus espaldas Allen solo tiene cosas buenas que decir de una intérprete que conoció gracias a sus hijas adolescentes. “Y acabó siendo una actriz estupenda”, confiesa el cineasta a este periódico (El País).

Foto: Especial

Desde que puso el pie en un escenario por primera vez junto con su padre, el cantante country Billy Ray Cyrus, cuando no era más que una “mocosa”, la joven Smiley -uno de sus apodos- lleva demostrando que siempre acaba siendo lo que quiere ser. Estrella adolescente de la televisión, icono sexual de la canción y ahora también actriz respetada. Como recuerda el crítico James Wolcott en Vanity Fair, “es refrescante” ver a Miley en acción “marcando sus propias coordenadas sin andar de puntillas” entre el resto de las leyendas. Una carrera meteórica de la que Cyrus se ríe echando mano de su supuesto amor por la marihuana. “Es que el tiempo pasa rápido cuando estás fumando”, dice de la cantidad de años que lleva a la cabeza de su cometa. Un torrente de energía que se ha hecho un hueco como juez en el programa concurso “The Voice” además de estar preparando su nuevo álbum.

“Si fuera por mí, nunca dejaría mi casa. Mis cerdos son mi mejor aventura, la mejor forma de relajarme”, insiste tirando por tierra su propio imperio. “Siempre me dicen que no me doy el suficiente elogio pero yo creo que es porque los demás se pavonean tanto que a mí me basta con lo que les sobra”, añade. © EL PAÍS, SL. Todos los derechos reservados

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MUJERES PODEROSAS

¿Qué es lo que Miley Cyrus tiene en común con la realizadora negra Ava DuVernay, la actriz transexual Laverne Cox, la dama del cine Helen Mirren y la musa de la pantalla Scarlett Johanson? Que todas ellas han sido seleccionadas por Variety como las mejores muestras del Poder de la Mujer, iniciativa que durante los últimos ocho años subraya la labor de las mujeres que desde la industria del espectáculo se dedican a mejorar la sociedad mediante su labor solidaria. En el caso de Cyrus su trabajo fuera del escenario se llama la Fundación Happy Hippie, volcada en la ayuda a los jóvenes sin techo.