Joaquín El Chapo Guzmán Loera declaró, durante la realización de un peritaje, que el aislamiento en que se encuentra le ha provocado sentirse mal del cerebro y que se le olviden las cosas que debe platicar con su abogado.
Preso en el Centro Federal de Readaptación Social número 9, en Ciudad Juárez, Chihuahua, el líder del cártel de Sinaloa aseguró, acerca de sus actividades, que se acuerda del pasado, pero no de cosas recientes.
De acuerdo con el peritaje, del cual La Jornada posee copia, el sicólogo Eric Chargoy escribió que los primeros recuerdos de Guzmán Loera “se remontan a la edad de los cinco a seis años de edad, en los que evoca escenas en las que se encuentra cortando leña, haciendo quehacer en el campo, en la siembra de maíz, frijol, cuidando el ganado, cuando desgranaba maíz para dar de comer a las gallinas y para hacer nixtamal, y sobre esta actividad menciona: ‘molíamos el maíz en un molino de mano’.
“(…) Menciona que su infancia fue muy bonita, que su abuela tenía ganado y ella ordeñaba: ‘ella era muy mandona con nosotros, mi abuela me mandaba por una vaca y si no se la traía, con una vaqueta para las vacas me daba; me decía: hínquese ahí, y había que hincarse, si no me iba peor’. Mi abuelo era normal, muy poco me pegó mi abuelo.
Como a los seis años empieza a asistir a la escuela, en el rancho solamente daban clases de primero y segundo de primaria.
Durante su vida, Guzmán Loera reconoce haber tenido 10 hijos con tres parejas sentimentales, cuatro mujeres y seis hombres. Cinco de los seis varones se dedican a la agricultura, entre ellos Alfredo e Iván, a quienes se considera parte de la dirigencia del cártel de Sinaloa. En cuanto a sus hijas, una es doctora, dos son pequeñas de cinco años y otra es licenciada en finanzas internacionales.
Según el peritaje, la condición penitenciaria en que se encuentra Guzmán Loera le ha provocado sentirse mal del cerebro: se me están olvidando las cosas; para ir al baño a bañarme se me olvida la toalla; se me olvidan cosas que tengo que platicar con el abogado; el medicamento me trae muy mal, pero lo necesito y se lo pido al doctor; me encuentro aislado de la población; no convivo con otros internos; solamente miro a los policías.
En su celda, señala el estudio, Guzmán Loera es observado mediante tres cámaras y fuera de la estancia es vigilado por tres elementos de seguridad; durante el día se le suministra un medicamento que le ayuda a controlar su cerebro, y la medicación ha generado que se acuerde de muchas cosas pasadas, pero no de las recientes, y en ocasiones olvida lo que comió un día antes.
Fuente: La Jornada