La sexualidad femenina es mucho más fluida que la de los hombres, y esto podría ser el resultado del diseño evolutivo, según una nueva teoría. El psicólogo especializado en evolución Satoshi Kanazawa propone en un estudio que esta característica de las mujeres -más presente en este sexo que en el masculino- surgió como un mecanismo para “reducir el conflicto y la tensión entre las esposas de matrimonios polígamos”.
Ser sexualmente fluido permite que las mujeres estén cómodas teniendo relaciones sexuales con otras mujeres mientras que logran reproducirse de manera exitosa con su marido. Esta propuesta fue publicada en Biological Reviews bajo el nombre de “Los posibles orígenes evolutivos de la fluidez sexual femenina”, y ofrece una explicación científica de cómo la sexualidad de la mujer difiere de la masculina.
Las personas de ambos sexos pueden ser sexualmente fluidas, lo que significa que no adhieren a una identidad sexual en particular, y pueden cambiar sin problemas entre identidades homosexuales, bisexuales y heterosexuales. Sin embargo, estudios demostraron que esto es mucho más común entre las mujeres que entre los hombres.
“Esta teoría sugiere que las mujeres podrían no tener orientaciones sexuales de la misma manera que los hombres”, explicó el doctor Kanazawa, de la London School of Economics and Political Science. “En vez de ser heterosexuales u homosexuales, la persona que atraiga sexualmente a una mujer puede llegar a depender de una pareja en particular, su estatus reproductivo y otras circunstancias varias de la situación en particular”.
La fluidez sexual puede ser definida por etiquetas de auto-identidad, comportamiento sexual, sentimientos relacionados a la sexualidad y respuestas genitales y mentales. Para Kanazawa, estas respuestas físicas son las más “objetivas y precisas para medir la orientación sexual”. Para llegar a esta conclusión, el investigador analizó datos del National Longitudinal Study of Adolescent Health, para determinar diferencias entre fluidez sexual entre hombres y mujeres.
El estudio midió la orientación sexual de jóvenes estadounidenses en cuatro “olas”, siguiéndolos en el transcurso de 10 años. Con esta información, el investigador pudo construir mediciones de “atracción sexual adulta”, lo que reveló la discrepancia entre la fluidez sexual femenina y masculina.
El relevamiento realizado por Kanazawa también confirmó sus predicciones que apuntaban a que las mujeres que experimentan elevados niveles de fluidez sexual tienen un mayor número de hijos, y las mujeres que experimentan el matrimonio o la maternidad a una temprana edad también tienen una mayor fluidez sexual.
Información de: INFOABE