Un templo prehispánico dedicado al dios Ehécatl-Quetzacóatl, de más de 600 años, fue descubierto en la zona arqueológica de Tlatelolco, en el norte de Ciudad de México, dieron a conocer ayer arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Se trata de una estructura circular de 12 metros de diámetro y más de metro y medio de altura, localizada tres metros por debajo del nivel de la calle, en un predio privado, donde una firma constructora erige un centro comercial.
Este lote se ubica entre 250 y 300 metros lineales al poniente de la zona arqueológica de Tlatelolco, a un costado de la avenida Ricardo Flores Magón
Antes, en ese lugar se encontraban una cementera y posteriormente una tienda de autoservicio.
Tal ubicación ha permitido suponer a los especialistas que los límites del centro ceremonial de esa zona abarcaban 400 metros por lado.
Apertura al público en 2017
El hallazgo de los arqueólogos ocurrió en 2014, aunque fue hasta mediados de este año que concluyeron los trabajos de salvamento arqueológico y consolidación del templo.
Éste, según el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, se encuentra constituido por dos etapas constructivas; la más reciente está fechada en el 1392 de nuestra era, asociada con la segunda y tercera etapas constructiva del Templo Mayor de la gran Tenochtitlán.
Consta de una parte circular en el costado poniente y la cara oriente es cuadrangular. Dentro se encuentra otra estructura de una etapa anterior, en cuyo fechamiento aún trabajan los arqueólogos. Es una estructura singular en el altiplano mexicano, bicónica, de acuerdo con los investigadores.
En conferencia de prensa, efectuada ayer, que encabezaron el titular de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, Pedro Francisco Sánchez Nava, y Matos Moctezuma, se precisó que dentro del templo fue encontrada una cista (especie de urna mortuoria) con el esqueleto de un bebé.
Los restos no presentan muestras de ser un sacrificio y, según los arqueólogos, se trata de una ofrenda de clausura de la primera etapa de construcción del templo.
De igual manera, en torno de la edificación fueron localizados otros 20 entierros, entre adultos, niños y animales, así como unas 2 mil piezas de origen prehispánico: cerámicas, esculturas, punzones de espinas de maguey y cuencas.
Muchas de esas piezas están relacionadas con el dios Ehécatl-Quetzalcóatl, entre ellas cerámicas con representaciones de monos y picos de pato, lo que ha permitido al responsable del proyecto, el arqueólogo Salvador Guilliem, determinar que el templo estaba dedicado a esa deidad mexica, además de que la orientación geográfica del mismo, viendo hacia el oriente, coincide con los otros templos en honor de ese dios.
Los arqueólogos del INAH anunciaron que el templo –cuyo predio de 300 metros cuadrados, donde se haya asentado, fue cedido en comodato al instituto por la empresa constructora– será abierto al público en el transcurso de 2017, una vez que termine la construcción de una rampa de acceso y se proteja la estructura con vidrio. Es decir, se instale una ventana arqueológica.
Según el coordinador nacional de Arqueología, el INAH decidió exhibir al público esta estructura debido a su importancia histórica y de conservación, toda vez que forma parte del recinto sagrado de Tlatelolco y se encontraba en 70 por ciento de su estado original.
De igual manera, Eduardo Matos Moctezuma indicó que la estructura ha permitido constatar que Tlatelolco y Tenochtitlán fueron ciudades gemelas.
El reconocido arqueólogo recordó que el origen de ambas urbes es el mismo y que entre ellas siempre existió gran rivalidad. En Tenochitlán se asentaba todo el poder político, era la cabeza de la Triple Alianza, pero Tlatelolco fue una ciudad importante porque estaba dedicada principalmente al comercio. Ya las crónicas de Bernal Díaz del Castillo y Hernán Cortés dan cuenta del imponente mercado que había aquí.
Matos Moctezuma resaltó la importancia histórica de Tlatelolco, por ser el último punto de resistencia de los mexicas contra la conquista española. Aquí es donde Cuauhtémoc fue tomado prisionero, el 13 de agosto de 1521.
Fuente: La Jornada