El grupo de rastreadores Sabuesos de Sinaloa se ha dedicado cada viernes a buscar a sus seres queridos en distintos municipios de este estado. El impacto de la guerra es claro, 2 mil 406 desaparecidos han sido reportados hasta el pasado octubre. Ante la ola de violencia, los familiares sostienen que el Gobierno federal debió haber negociado con los cárteles.
El pasado 30 de septiembre, el crimen organizado dio una muestra de su poder, cuando una emboscada dejó un saldo de cinco soldados abatidos y otros 10 elementos heridos. El grupo criminal liberó ese día a un capo de las manos del Ejército.
El narcotraficante rescatado era Julio Óscar Ortiz Vega, alias “El Kevin”, quien había resultado herido y capturado en un enfrentamiento previo en el municipio de Badiraguato.
El 25 de octubre el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredía, confirmó que los criminales eran allegados a Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder preso del Cártel de Sinaloa.
La reacción inmediata del Gobernador Mario López Valdez fue pedir la colaboración del Ejército en las labores de seguridad en la entidad. De acuerdo con las familias de las víctimas, los refuerzos federales, aunque necesarios, se han quedado cortos.
La violencia en Sinaloa se ha traducido en desapariciones. Y diez años después de que el ex Presidente Felipe Calderón Hinjosa decidiera iniciar la llamada “guerra contra el narcotráfico”, los grupos de búsqueda evalúan una falta de estrategias específicas que impidan que este delito continúe.
Alma Rosa Rojo, miembro de los Sabuesos de Sinaloa, busca a su hermano, Ángel Rojo Medina, desaparecido el 4 de julio de 2009 en Culiacán.
La activista expuso, en entrevista con SinEmbargo, los efectos de la guerra en el norte del país.
— ¿Cómo incidió la guerra en el fenómeno de las desapariciones en México?
— A nivel nacional, la verdad es que es una guerra muy complicada. Es muy horroroso. El Gobierno trabaja conforme los dejan trabajar. Y a la delincuencia no le gustan los ataques. Ahí es donde se genera más violencia. Que crece conforme a los enfrentamientos entre ellos mismos (los grupos del crimen).
— ¿Se ha criminalizado a las víctimas de desaparición?
— Sí. Pero, también sucede que los desaparecidos, en su mayoría, pueden ser personas que vieron o oyeron algo, y las desaparecen para callarlas. No vas a hablar. Muchos casos son de estos y, habrá otros, donde sí las víctimas estaban coludidos con la delincuencia.
— ¿Cómo ve las estrategias de apoyo federal para atacar frontalmente al narcotráfico?
— Veo que no han funcionado, claro que hay algo de tensión en las partes por el decomiso de armas, pero ha funcionado poco la verdad. Aunque también creo que se necesitaba el apoyo federal, porque el Gobierno estatal no podía hacer frente a esa ola de violencia.
— ¿Qué se ha dejado de hacer en el fenómeno de las desapariciones?
— Tú ves que sí hay detenciones. Pero que las desapariciones siguen. Nosotros quisiéramos que el Gobierno implementara una estrategia para detener las desapariciones, que hiciera un trato con la delincuencia, un trato entre ellos de que ya paren. La verdad ni el peor delincuente merece la desaparición. Si los van a matar por qué no dejan encontrarlos, y entregarlos a las familias.
— La posición del Gobierno suele ser de no tratar con criminales. ¿Cree que esa postura ha servido?
—No creo que sirva, porque hay otras especies de tratos (entre autoridades y el crimen). Entonces, por qué no lo pueden hacer. Un acuerdo para que no hayan más desaparecidos.
— Cuando habla de otros tratos. ¿A qué se refiere?
— No puedo decir que se dé en todo el Gobierno, pero siempre va haber corrupción. Y hay colusión del Gobierno en las desapariciones. Entre nuestros desaparecidos hay muchos casos donde policías municipales han intervenido. Y lo he visto en varios estados, en Veracruz, en Sinaloa, son varios estados donde se ha visto que participa algún tipo de policía.
— Esto me trae a la mente el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. ¿Cómo impactó este hecho en las acciones que ustedes realizan?
— La verdad es que cuando desaparecen los 43 hubo más atención del Gobierno federal, por la presión. Entonces los demás colectivos, y organizaciones, empezamos a ver que los volteaban a ver a ellos porque eran 43 y no se hacía nada por todos los demás. Se exigió a las autoridades que trabajarán, que cambiarán leyes. La desaparición de los 43 nos abrió la mente de que teníamos que exigir más. En ese tiempo había 27 mil desaparecidos.
— ¿Si no vemos buenos resultados es porque las ordenes de quienes dirigen están mal?
— Claro. Si Peña hubiera dado ordenes precisas hubiera sido distinto, pero no hizo nada, aunque tuviera el poder.
— Ya viene la tercera Brigada Nacional, ¿qué tienen planeado?
— La Brigada se va realizar del 20 de enero al 4 de febrero, con la participación de entre 100 a 120 personas. Vamos a estar en la zona Sur, Centro y Norte. Estamos definiendo. Podrán ser Culiacán, Rosario, Mazatlán,Cosalá, Los Mochis (municipio Ahomé).
— ¿Cuentan con el apoyo de las autoridades para emprender esta búsqueda?
— Hemos tenido el apoyo pero resulta que la Brigada no trabaja con ellos sino con la sociedad y las iglesias. No queremos compromisos con el Gobierno, o nos van a decir: “Cómo ya te ayudé y ahora vas a hacer lo que yo diga”. Contamos con su apoyo sí en seguridad (custodios). Hemos pedido a ellos eso y lo tenemos ya.
Sin Embargo