Desde su puesta en marcha, hace 23 años, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha provocado un desmantelamiento
del sistema productivo agrícola de México, mediante políticas que dejan a millones de campesinos pobres sin el respaldo de las autoridades y que acentúan la dependencia alimentaria del extranjero.
Así lo afirmaron líderes de organizaciones campesinas y académicos universitarios especialistas en el tema, quienes consideraron que una eventual renegociación del TLCAN por el presidente electo estadunidense, Donald Trump, podría ser una buena coyuntura para revisar algunos puntos del tratado que no son favorables al sector primario en México.
La modernización
que no fue
Carlos Ricardo Menéndez, profesor de la licenciatura en Planificación para el Desarrollo Agropecuario, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recordó que el tratado de libre comercio fue anunciado por el gobierno mexicano antes de 1994 como una oportunidad para modernizar
el campo y la economía.
Sin embargo, lo que en realidad ocurrió fue que el Estado mexicano redujo su papel rector
en diversos ámbitos y comenzó a transferir el control de diversas empresas y sectores a la iniciativa privada. De esta forma comenzó un proceso de desmantelamiento del sistema nacional agropecuario, del cual ahora no queda prácticamente nada
.
Un ejemplo, subrayó Menéndez –experto en políticas públicas para el sector rural–, es el debilitamiento del sistema que facilitaba créditos agropecuarios a tasas preferenciales y la desaparición de organismos como la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), que se encargaba de comprar y distribuir las cosechas de productores mexicanos.
Antes de la aplicación del modelo económico neoliberal había instituciones que se hacían cargo de diversos procesos productivos, como la siembra, el otorgamiento de maquinaria y equipos, el almacenamiento decosechas y el procesamiento de harinas, por ejemplo. Pero todo eso se privatizó y ahora está en manos de grandes empresas
, indicó el analista.
Se sumó la puesta en marcha de una estrategia para dejar de producir maíz y otros granos básicos, porque supuestamente era más barato adquirirlos en el extranjero, y en cambio se promovió la siembra de productos de exportación, como algunas frutas y hortalizas.
Las consecuencias de estas prácticas fueron que se suspendió el flujo de subsidios al campo, se abandonaron los precios de garantía para los productores y se empezaron a dar únicamente estímulos compensatorios, como Procampo
.
un proceso de desmantelamiento del sistema nacional agropecuario, del cual ahora no queda nadaFoto Carlos Ramos Mamahua
Todo ello provocó la reconfiguración del mapa productivo, donde las únicas ganadoras fueron las grandes empresas agroexportadoras, sobre todo del noroeste del país.
Entre los efectos más negativos de dicha política, señaló Menéndez, está la pérdida de rentabilidad de miles de pequeños y medianos productores, y por ende el aumento de la migración y la pobreza rural.
Oportunidad de reconstrucción
El gobierno mexicano podría aprovechar el anuncio del mandatario electo de Estados Unidos, Donald Trump, de que va a renegociar el TLCAN para revisar diversos aspectos que no han dado buenos resultados al país, consideraron dirigentes campesinos.
Alfonso Ramírez Cuéllar, líder nacional de El Barzón, consideró que entre esos puntos está el fortalecimiento del sistema de producción y mejoramiento de semillas, fertilizantes y otros insumos agrícolas que hoy están en manos de compañías extranjeras.
Asimismo, el gobierno mexicano tiene la oportunidad de reconstruir su sistema de almacenamiento y comercialización de productos básicos; garantizar un precio justo a campesinos; eficientar el uso del agua de riego y revitalizar la banca de desarrollo que otorgaba créditos a pequeños y medianos agricultores.
Desde 1994, cuando entró en vigor el tratado de libre comercio, el gobierno ha tratado con desprecio absoluto al campo nacional. Podríamos cubrir hasta 75 por ciento del consumo de los mexicanos, pero en vez de eso seguimos concentrados en exportar tequila, cerveza, bayas, aguacate y un poco de carne, mientras las demás áreas rurales están en bancarrota
, lamentó Ramírez.
José Narro Céspedes, líder de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, consideró que otro aspecto a analizar en una posible renegociación del TLCAN es que las trasnacionales agrícolas no pagan impuestos en México, sino en su país de origen, con el argumento de que no puede haber una doble tributación
.
Añadió que el tema de los derechos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos debe revisarse, pues dicho aspecto no se garantizó en las conversaciones que antecedieron a la firma del tratado.
La posible revisión del TLCAN sería una buena oportunidad para unificar al país, construir un gran esquema de alianzas y llegar a una negociación más equitativa con dos de los países más poderosos del mundo, pero veo al gobierno de México en una posición muy frágil, subordinado a Estados Unidos
, lamentó.
La Jornada