De Fox a Peña: Así se ha movido el precio de las gasolinas

Hay muchos factores que entran en juego cuando un conductor llena su tanque de gasolina y se dispone a pagar, pero no hay duda de que el principal determinante es la evolución del precio de petróleo crudo, informó Dinero En Imagen.

La lógica económica dicta que cuando se encarece el crudo, aumentan también los precios de los combustibles y a la inversa. Así sucede en Estados Unidos, un mercado libre y competitivo.

Sin embargo, en México y en buena parte de los países petroleros en desarrollo, esa lógica está distorsionada por su tendencia a subsidiar el precio de los combustibles.

Eso fue especialmente cierto durante la administración de Vicente Fox.

Fue durante su sexenio que los precios del petróleo repuntaron con fuerza, pasando la cotización de la mezcla mexicana de un promedio de 18.69 dólares el barril en el 2001 a 53.24 dólares en el 2006, o un incremento de 185 por ciento.

Con el precio del crudo en ascenso, los ingresos petroleros del gobierno se empezaron a inflar y buena parte de esos recursos se destinaron a subsidiar los precios de los combustibles, los cuales apenas se incrementaron en torno a un 28% durante el sexenio de Fox.

Esta situación se empezó a revertir bajo el gobierno de Felipe Calderón. Su estrategia fue empezar a desmantelar el esquema de subsidios a la gasolina con aumentos graduales en los precios de los combustibles con el fin de acercarlos a los precios internacionales. Fue el llamado “gasolinazo”.

El argumento era que los subsidios eran una medida de política económica regresiva: son los deciles más altos de la población los que más combustibles consumen, por lo que también son ellos los que reciben los mayores beneficios.

Así, y según las estimaciones que manejaba la propia secretaría de Hacienda en aquellos días, el 30% de la población mejor retribuida concentraba el 53.2% de los subsidios a la gasolina en tanto los tres deciles de menores recursos sólo recibía un 10.9 por ciento.

La política de Calderón fue empezar a retirar los subsidios a las gasolinas de modo que esos recursos ahorrados se destinaran a educación, salud o programas sociales más efectivos en el combate a la pobreza con el objeto de mejorar la redistribución de la renta en México.

Como resultado de esa política, durante el mandato de Calderón se aplicaron más de sesenta “gasolinazos”.

Ahora bien, pese a esa política, los precios del petróleo durante el sexenio treparon mucho más rápido de lo que se incrementaban los precios de las gasolinas en México.

Así, el precio de la mezcla mexicana se elevó, desde diciembre de 2006 a noviembre de 2012 un 87% en tanto la gasolina Magna aumentó en torno a un 60%, por lo que la brecha entre los precios internacionales y los naciones se siguió ampliando y el gobierno continuó pagando esa diferencia.

En consecuencia, el Impuesto Especial para Productos y Servicios (IEPS) de gasolina y diesel fue negativo, durante su sexenio, en más de 620,000 mdp.

Ese fue el monto de la subvención aplicada por el gobierno de Calderón al consumo de las gasolinas, y lo que permitió que los automovilistas mexicanos gozaran de precios más moderados a los que indicaban las cotizaciones internacionales. Ahora bien, la lógica de mercado, aunque distorsionada, seguía en pie: si sube el crudo, suben las gasolinas.

En un mercado libre y competitivo como el de Estados Unidos, la sintonía entre el precio del petróleo crudo y los precios de las gasolinas es completa: cuando sube el crudo, aumentan las gasolinas y a la inversa.

En México, sin embargo, los precios de las gasolinas han venido aumentando sistemáticamente incluso cuando se ha producido un desplome del crudo…

En efecto, cuando el precio del petróleo crudo se ha elevado, el gobierno ha aprovechado los ingresos petroleros para subsidiar las gasolinas.

Así sucedió durante los sexenios de Fox y Calderón. Sin embargo, cuando los precios del petróleo se hundieron, el gobierno de Peña Nieto buscó recaudar a través del IEPS parte de los ingresos petroleros perdidos…

Aunque el litro de la gasolina Magna puede parecer barata en relación a otros países, es cara respecto al poder adquisitivo en México. Por ejemplo, si se gastara completamente un salario mínimo anual de México en gasolina se podría adquirir 1,863 litros, uno de los más bajos del mundo, lo que señala la vulnerabilidad de las familias de bajos recursos al alza de las gasolinas…

El reciente aumento en las gasolinas significa que la Magna ha aumentado, en lo que llevamos de sexenio de Peña Nieto, un 48%, muy por encima de la inflación.

Sin embargo, porcentualmente es inferior a lo observado durante todo el sexenio de Calderón (59%). En pesos, el incremento es de 5.18 pesos comparado con 3.98 en el sexenio de Calderón.