¿Bravo?-Yerro ministerial-Berrinchosos diputados-Quisquillosa licitación

EL QUE SE envalentonó ante la adversidad y pretende sacar el pecho es Antonio Pinedo, el coordinador de Comunicación Social del Gobierno del Estado, pues luego de cantinflear en el limbo de la desinformación por el caso de MOLRI, la empresa de reciente creación que resultó ganona con los contratos de impresión de lonas y que además es propiedad del cuñado y la hermana del síndico de la capital, Miguel Riggs, hoy el mozuelo que también estampó su firma en los convenios ofrecerá una rueda de prensa al mediodía, ya que no se la ha acabado con los cuestionamientos que los medios le han tundido en los grupos de WhatsApp.

Los malosos advirtieron que a ver si no se apodera de él, otra vez, el espíritu del Mimo de México, ya que cuando se le cuestionó el por qué contrataron a dicha empresa, fue porque ofrecían el metro cuadrado más barato del mercado, algo así como 45 pesos, sin embargo, las facturas en poder de Entrelíneas revelan que quizá se lo chamaquearon, pues el gobierno terminó pagando 106.50 pesitos por el trabajo realizado.

Así que a ver si a Pinedo no le sale más caro el caldo que las albóndigas, ya que entre él y el síndico Miguel Riggs, se han encargado de revolver aún más el caso de presunto influyentismo que envuelve a la presenta administración de Javier Corral, apenas a cuatro meses de haber iniciado el Nuevo Amanecer

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OTRO QUE AYER le puso el pecho a las balas ante la masacre que se le vino desde el Congreso y hasta de la Fiscalía General del Estado, es el ex auditor Jesús Esparza, quien se defenderá con uñas y dientes ante la medida un tanto extrema de los chicos del fiscal César Peniche, pues según los propios abogados del contador público, los ministeriales primero debieron notificar al Congreso del aseguramiento que llevarían a cabo de las computadores de la Auditoría Superior del Estado, cuestión que detonó la trifulca entre priistas y panistas en la Torre Legislativa, específicamente de la diputada tricolor, Karina Velázquez, y del panista y principal acusador de Esparza, el diputado Jorge Soto.

Y es que resulta y resalta que el tema con los servidores de la ASE se resume a un cambio de software para agilizar las herramientas tecnológicas, pero como en este mundo cunden los malpensados, a las autoridades se les vino a la mente que se trataba de borrar información, así que mientras sean peras o sean manzanas, lo que sí es un hecho es que el ex auditor se irá por el lado de cuestionar a la Fiscalía por la orden de cateo que supuestamente otorgó un Juez, pues si resulta que tiene razón y sólo se trató de un inocente cambio de programas computacionales, a los detractores del Contador se les podría ir la investigación como agua entre las manos.

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CONTINUANDO BAJO EL mismo tema del pleito ex auditor contra Jorge Soto, el legislador panista, los malosos nos dicen que Jesús Esparza trae un as bajo la manga, ya que como presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso local, trascendió que el azulado mozuelo firmó varios dictámenes que traían la luz verde de parte de la Auditoría Superior, en donde despachaba el señalado Contador, documentos que al parecer también forman parte de las denuncias que Soto interpuso ante la Fiscalía General del Estado, lo que daría pie al acusado de tenderle la cama al que se ha convertido en su acérrimo enemigo.

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Y PARA CONCLUIR con el encono que se traen ambos actores políticos, Jorge Soto y Jesús Esparza, los malosos también dijeron que el caso ha provocado una revuelta de dos legisladores azules al interior de su propia bancada en el Congreso, misma que coordinada el diputado Miguel La Torre, y es que Soto y la presidenta del Poder Legislativo, la también azulada, Blanca Gámez, se aventaron la jugada contra Jesús Esparza por la libre, incluso sin avisar a Palacio de Gobierno y mucho menos en el Piso 16 de la Torre, y ahora andan muy indignados porque el anuncio de su inminente renuncia por escrito del ex auditor aterrizó en la Junta de Coordinación Política y no en el despacho de Soto y Gámez, además de que al momento en que su pastor panista la recibió, no los notificara al respecto, cuestión que trae parados de pelos y bigotes a los dos diputados, aunque lo nieguen. ¡Zas!

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POR TERRENOS DEL Nuevo Amanecer, algo se traen los malosos que reportan un extraño encariñamiento, sin duda temporal, de parte de la administración corralista hacia la Presidencia de la República.

Y es que primero le dedicaron la portada del número semanal de Cambio 16 a un deportista local que aparece en senda foto con el presidente Enrique Peña Nieto, después el gobernador Javier Corral Jurado apechugó unas desangeladas audiencias públicas en Juárez porque desde Los Pinos le movieron la agenda dos veces para la reunión de ayer de la CONAGO y finalmente el cierre de filas sin chistar que se aventó el ejecutivo chihuahuense junto con el resto de sus pares frente a la política de la grosería que trae el nuevo presidente gringo, Donald Trump, contra todo lo que huela a México.

En ese tenor de comida de tres tiempos, Javier Corral se ha mareado a propios y extraños. La gran duda para quienes lo conocen y que dijeron que su pecho no es bodega es qué se persigue detrás de tanta mansedumbre.

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POR CIERTO QUE en la Secretaría de Hacienda del Gobierno del Estado que encabeza don Artutor Fuentes Velez, se reporta todo listo para que se materialice, ésta si con licitación pública de por medio, la adjudicación del jugoso contrato que significa el otorgamiento de los seguros de viajero en el sistema carretero concesionado que opera Chihuahua.

La convocatoria debe emitirse a mediados de este mes, pero algunos ya levantaron la ceja, porque aún y cuando debiera ser información celosamente guardada, algunos borradores de requisitos y alcances andan circulando por aquí y allá de tal manera que hasta los espacios de Entre Líneas llegaron algunos atisbos. Habrá que esperar a que se trate solo de malos pensamientos de los proveedores de información a este periódico digital, porque de no ser así vaya exhibida, ooootra vez, que se pegarán esos chamacos encargados de las licitaciones –y a veces de eludirlas- para adjudicar millonarios contratos.