El Gobierno de Estados Unidos ha admitido este jueves haber matado el pasado enero a dos rehenes occidentales en una operación contra Al-Qaeda en la región fronteriza entre Paquistán y Afganistán.
En una rueda de prensa celebrada al respecto, el presidente estadounidense, Barack Obama, ha pedido disculpas a las familias por este error y añadido que asumirá toda la responsabilidad “como comandante en jefe”.
Se trata del médico estadounidense, Warren Weinstein de 72 años, secuestrado por Al-Qaeda en 2011 y el activista italiano Giovanni Lo Porto, de 39 años, que permanecía retenido por el grupo terrorista desde 2012.
El mandatario ha afirmado que los servicios de Inteligencia creían que el lugar atacado “era un recinto de Al-Qaeda” exclusivamente. “Trágicamente no sabíamos que tenían a los rehenes en ese edificio”, ha dicho para luego prometer que su Gobierno hará todo lo posible para evitar que se repita tales tragedias.
Aunque la Casa Blanca no ha aclarado los detalles de este operativo, medios norteamericanos sugieren que se trató de un ataque con un avión no tripulado (drone), el sistema que en los últimos años, EE.UU. ha utilizado para bombardear la región con el pretexto de combatir a los terroristas, pero, según las estimaciones oficiales, las víctimas son, en su mayoría, civiles.
Sólo en Paquistán, cerca de 2200 personas han muerto durante la última década por los bombardeos de los drones estadounidenses en diferentes puntos del país mientras la cifra es mucho mayor cuando se trata de Afganistán.
Sin embargo, EE.UU. nunca ha expresado su pesar ni ha pedido perdón por el asesinato masivo de los civiles que han cometido sus fuerzas en estos países.