La Luna ejerce una enorme influencia en varios procesos de la Tierra y es parte inalienable de nuestra vida. Pues ¿qué pasaría con nosotros si desapareciera esta?
El satélite natural de la Tierra es relativamente el más grande en comparación con su planeta matriz, y seguramente su destrucción provocaría un cataclismo global capaz de cambiar nuestro mundo de una manera muy peculiar, escribe el astrofísico Ethan Siegel en su blog Starts With a Bang en Forbes.
En caso de que una explosión apocalíptica destrozara la Luna, habría tres escenarios posibles, según Siegel: no quedaría nada, quedarían varias ‘lunas’ pequeñas o se formaría un ‘anillo’ de trozos alrededor de la Tierra. Con el tiempo, los restos de la Luna chocarían con el planeta.
Pero la potencia del impacto sería mucho menor que la de los asteroides o cometas, destaca el astrofísico.
“Sí que tendrían un gran potencial destructivo, pero debido a su velocidad mucho menor solo alcanzarían 1 % de la potencia de un asteroide de tamaño semejante. La humanidad podrá sobrevivir”, precisa.
El cielo nocturno sería mucho más brillante
El brillo de la Luna es el segundo más fuerte para los observadores terrestres, superado solo por el mismo Sol. Mientras compararlo con el astro es algo ridículo, el satélite terrestre en su fase plena es 14.000 veces más brillante que Venus —el número tres en esta lista—.
Así, al ‘desaparecer’ la Luna, incluso los astros lejanos serán mucho más discernibles en el cielo.
No habrían más eclipses
Cualquier eclipse requiere un sistema de tres elementos: el astro y dos cuerpos celestes. Sin la Luna, no existiría el tercer componente. Pues entonces, adiós eclipses.
Se estabilizaría la duración del día
La gravedad de la Luna ejerce una débil influencia en la dinámica planetaria de la Tierra, desacelerando su rotación. El día ‘pierde’ un segundo cada varios siglos, pero este efecto se acumula a lo largo de miles de millones de años.
Hubo un momento cuando el día terrestre duraba tan solo 10 horas, explica Siegel, pero sin el satélite el fenómeno de la desaceleración ya no existiría.
Las mareas serían insignificantes
La gravedad de la Luna ejerce en las mareas terrestres una influencia mucho mayor que la gravedad del Sol. Al desaparecer la Luna, las mareas siempre serían del mismo tamaño, de un cuarto de su manifestación más grande contemporánea.
La oblicuidad de la eclíptica será inestable
La oblicuidad es el ángulo de inclinación de la Tierra con respecto al plano de la eclíptica —la línea curva por donde ‘transcurre’ el Sol alrededor de la Tierra, en su ‘movimiento aparente’ visto desde la Tierra—.
Aunque este parámetro tiene más que ver con el Sol que con la Luna, el satélite terrestre estabiliza el eje de rotación terrestre y nos proporciona las estaciones del año a las que estamos acostumbrados.
La exploración espacial de la humanidad se detendrá
La desaparición de la Luna resultaría en la pérdida de una plataforma idónea para expandirse en el espacio. Cualquier otro destino ‘cercano’ —como Marte o Venus— es mucho más difícil para alcanzar que el satélite terrestre.
HispanTV
Source: Crealo