Descubren en estrellas de la galaxia más oxígeno de lo pensado

Hasta ahora se creía que, en la Vía Láctea, las estrellas más masivas (con más de ocho veces la masa del Sol) producían casi todo el oxígeno. Después de estudiar las abundancias de diferentes elementos en un grupo de nebulosas planetarias y regiones H II de nuestra galaxia, un grupo de científicos del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM y de otras instituciones encontró evidencia de que algunas estrellas de baja masa también lo generan.

El resultado no sólo es sorprendente, sino relevante. El oxígeno es el elemento del que mejor se puede calcular su abundancia, con el uso de las brillantes líneas de emisión en los espectros de las nebulosas ionizadas. Este elemento se produce en el interior de las estrellas y es eyectado al medio interestelar al final de sus vidas, lo que aumenta, generación tras generación, la cantidad de oxígeno que hay en las galaxias.

Es por ello que se utiliza como indicador de la metalicidad (es decir, de la cantidad de elementos más pesados que el hidrógeno y el helio) en el medio interestelar, producida por las estrellas.

Sin embargo, este hallazgo apunta que “no es siempre correcto usar la abundancia de oxígeno obtenida en las nebulosas planetarias como indicador de la metalicidad del gas en el que se formaron sus antecesoras”, explicó la primera autora de este trabajo e investigadora posdoctoral del IA, Gloria Delgado Inglada.

Lo mejor sería usar otro elemento que no cambie en las estrellas que producen nebulosas planetarias, cuya abundancia sea la misma a lo largo de la vida de la estrella; el cloro podría ser una buena opción, aunque por tener líneas de emisión más débiles que las del oxígeno, se requiere de telescopios grandes y con buena resolución para hacer las observaciones, sobre todo de las lejanas.

El hallazgo, dado a conocer en el artículo Oxygen enrichment in carbon-rich planetary nebulae (Enriquecimiento de oxígeno en nebulosas planetarias ricas en carbono, aceptado para su publicación en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society), también reunió los esfuerzos de los investigadores del IA, el emérito Manuel Peimbert y Christophe Morisset; de Mónica Rodríguez, del Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica, y Grazyna Stasinska, del Observatorio de París, Francia.