SinEmbargo/Huffpost
Una pitbull que fue encontrada en las calles de San Francisco en Estados Unidos terminó en un albergue donde se le encontró un tumor extraño. En el albergue se le implementó un microchip para su identificacióny.
Canela era bastante sociable, pero los intentos de encontrar una familia fracasaron, por lo que ante la enfermedad que padecía se planeaba su sacrificio. Sin embargo, dos veterinarios idearon otra cosa: darle un hogar cómodo y lleno de amor hasta que llegara el fin de sus días.
Una médico veterinaria explicó que ella y su pareja tenían el presentimiento de que existía una necesidad de que los animales pasaran sus últimos días con personas que cuidaran de ellos durante su final, a pesar de reconocer que sería duro enfrentar la muerte de un compañero, pero que era mucho mejor que permitir que el can falleciera solo y asustado.
Es por eso que la Fundación Rainbow Bridge inició esta especie de programa de hospicio para perros con enfermedades terminales, junto a la organización rescatista PALS de la Bahía del Este.
El programa se encarga de los gastos médicos de las mascotas que están en fase terminal, aunque de acuerdo a la organización, las personas que adoptan temporalmente a estos animales han querido ocuparse de los costos en general.
La idea es que los perros no tienen mucho sentido del tiempo, por lo que una semana con amor de hogar puede ayudarlos mucho para recuperarse de traumas y abandono.
Canela pasaba sus últimos días con masajes terapéuticos ofrecidos por un profesional que contrató la pareja de veterinarios. Pasó un poco más de un mes desde su adopción y los dueños aseguran que es más de lo que esperaban que sobreviviera el perro.
Le dieron juguetes y una cama cómoda, además que le proporcionaban comida con marihuana medicinal para estimular su apetito.
El cáncer avanzó cada vez más y Canela se quedaba sin mucha energía por lo mismo, pero aseguran que dio el mismo cariño que cualquier otra mascota. Los veterinarios explican que es duro amar a un animal que no tiene mucho por vivir, pero que valió la pena.
Finalmente, cuando llegó la hora, le pusieron flores a su alrededor y falleció con la familia que cuidó de él.
Los veterinarios esperan que el pitbull sea un ejemplo de inspiración para los albergues y más personas que podrían descartar esta idea.