En los próximos años, en México aumentará la tendencia a postergar la maternidad después de los 35 años de edad. En el país cada vez más mujeres anteponen su desarrollo personal, profesional y económico al embarazo, lo cual es una decisión válida, pero que requiere tener suficiente información y responsabilidad, estableció Hugo Tapia Martínez, académico de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM.
En la última fase de la etapa reproductiva femenina, que en promedio abarca de los 35 a los 45 años de edad, los óvulos envejecen y no cuentan con la misma fortaleza ni fertilidad, lo que en principio ocasiona mayor dificultad para concebir, explicó el doctor en Ciencias de la Enfermería a propósito del Día de las Madres, a celebrarse este 10 de mayo.
Ya que se consolida, la preñez a esas edades se considera de alto riesgo y lo apropiado es ser responsables con la vigilancia y el seguimiento de todo el proceso, lo que implica un cuidado adecuado del personal médico y de enfermería, pero también el apoyo de la pareja y la familia, destacó.
Preeclampsia, diabetes, prematurez
Después de los 35 años aumenta la posibilidad de tener preeclampsia –un tipo de hipertensión que es la principal causa de muerte materna en países en vías de desarrollo, incluido México— y diabetes gestacional, mientras que los hijos tienen más probabilidades de nacer con alteraciones como restricción en el crecimiento intrauterino y prematurez, así como aquellas ocasionadas por mutaciones genéticas, como los síndromes de Down y Turner, que son irreversibles.
Un escenario especialmente dramático ocurre si la preeclampsia avanza a eclampsia y ocasiona en la embarazada convulsiones que generan sangrado interno y desprendimiento de la placenta, lo que con frecuencia provoca la pérdida de la mujer y del feto.
“Para evitar esos escenarios es indispensable estar informadas y ser responsables del embarazo, cuidar la alimentación y procurar seguir las recomendaciones prenatales”, sugirió.
Tapia Martínez criticó que a pesar del aumento en la cobertura de los servicios de salud en el país, muchas mujeres aún no cuentan con el acceso a servicios básicos de salud en esta etapa y que la duración de las consultas prenatales sean, en ocasiones, de cinco minutos, lo que no garantiza una atención integral.
“Es fundamental estrechar la relación entre la paciente y el personal médico y de enfermería, así como informar de los cuidados que se deben tener y generar un ambiente de confianza para que ellas puedan externar sus dudas y sentimientos”, recomendó.
De 20 a 30, etapa más adecuada
Biológicamente, el periodo que va de los 20 a los 30 años es el más adecuado para la maternidad. “Sin embargo, la tendencia a postergarla va a continuar por factores socioculturales. Como trabajadores de la salud debemos anticiparnos y mejorar la atención. Es importante difundir los derechos sexuales y reproductivos, así como prestar una atención prenatal humana y cercana que advierta a las pacientes de los cuidados que deben tener en su embarazo”, dijo.
Actualmente, el país vive una transición con dos polos crecientes de madres de familia: las maduras y las adolescentes, subrayó el coordinador de la Red Latinoamericana Consejería de Enfermería en Salud Sexual y Reproductiva del Adolescente (RELACESSRA).
“Convivimos con esa transición, así como con escenarios opuestos entre las mujeres cada vez más autónomas, que se deciden por un embarazo en la madurez, y las de grupos rurales e indígenas que continúan pariendo sus hijos a los 40 años aunque tengan una descendencia grande, lo que también pone en riesgo su salud y su vida”, subrayó.
Lo importante, concluyó, es tomar una decisión informada y responsable para llevar a buen término el proceso en cada caso y prevenir riesgos.