La globalización afectó a todo el mundo y al beneficiar más a los países ricos, se creó una inequidad superior, afirmó Branko Milanović, del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, Estados Unidos, en la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.
Al impartir la conferencia magistral La desigualdad global y sus implicaciones políticas, detalló que de 1985 a 2010, la diferencia económica disminuyó ligeramente en América Latina, sobre todo en México, Brasil y Argentina; sin embargo, aún persiste una distinción marcada.
En el auditorio Narciso Bassols explicó que este fenómeno refiere a las discrepancias entre los ciudadanos a nivel internacional, en función de su ingreso. “Aunque existen políticas gubernamentales —estrategias de distribución, como beneficios para el desempleo, jubilaciones y asistencia social, entre otros— que tratan de corregir esta situación, no hay mejorías, pues las divergencias continúan”.
El Gini
El índice Gini (para medir la diferencia en la distribución de ingresos al interior de un país, en el que 100 puntos representan la mayor disparidad) va ligeramente a la baja en el planeta, en especial porque no hay tasas de crecimiento altas como en China, Vietnam e Indonesia, con mayor población, indicó el economista.
Hablar de 70 puntos es referirse a niveles altísimos y aún no hemos alcanzado esta cantidad, aunque Sudáfrica registra 65 y en territorio nacional un preocupante 55.
Además, entre las naciones con sectores urbanos de pobreza más extrema están India, China y México. No obstante, muchos habitantes del gigante asiático se cuentan entre los más ricos del orbe y su clase media sobrepasa el promedio global.
El Gini de Estados Unidos es de 40 puntos, pero ahí un individuo recibe el ingreso promedio mundial. Por otro lado, la ganancia de la clase media de la India es de poco más del promedio, aunque también existe gente muy rica (12 millones forman parte del 82 por ciento de los más ricos a nivel internacional).
Milanović destacó a Dinamarca como una de las naciones más ricas, que cuenta con una distribución equitativa.
Esta divergencia es un tema popular y, en términos generales, aumenta, porque no sólo depende de los contrastes en los países, sino de las tasas de crecimiento en los pobres y, especialmente, en los poblados más desprotegidos.
Para mejorar la situación es necesario disminuir los vicios nacionales (pues incrementan la desigualdad) y fortalecer las virtudes globales, pues aminoran esta situación al propiciar que las ganancias de los humanos a nivel mundial sean más equitativas, concluyó.
En su estancia en la Universidad, Branko Milanović también se reunió con integrantes del grupo Nuevo Curso de Desarrollo, encabezado por el profesor emérito de esta casa de estudios, Rolando Cordera Campos.