Ciudad de México, 28 de mayo (SinEmbargo).- Autoridades sanitarias mexicanas continúan autorizando el uso de plaguicidas altamente peligrosos (PAP) para uso agrícola, algunos de los cuales ya están prohibidos en otros países, denunciaron activistas en el Foro del Pequeño Productor al Consumidor: Diversidad y Nutrición, organizado por La Alianza por la Salud Alimentaria.
Fernando Bejarano González, director de la Red de Acción en Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM) explicó que los PAP son una nueva categoría que se está proponiendo para prohibir cierto tipo de plaguicidas que por su toxicidad son altamente peligrosos para la salud y el medio ambiente, de acuerdo con los sistemas de clasificación internacionalmente aceptadas.
De acuerdo con el Código de Conducta expedido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), estos pueden causar cáncer, mutagenicidad y ser tóxicos para la reproducción.
Por su ingrediente activo y nombre comercial, Bejarano mencionó algunos ejemplos:
Carbofurán: Furadan, Velfuran, Lucarfuran
Metamidofós: Lucamet, Methan, Tamaron, Hamivel
Monocrotofós : Vanucron, Lucradin, Velcron
Paratión: Mauser, Novafos, Plaguifol
Paraquat: Gramoxone, Diabloquat
Dijo que las pérdidas por muertes prematuras e incapacidad causadas por plaguicidas se calculan en 7.5 millones de años de vida, de acuerdo con datos de la FAO, la mayoría de ellas en países en desarrollo, aunque activistas aseguran que existe un subregistro en dichas cifras.
Bejarano González, denunció lo anterior y dijo que en México no existen datos al respecto, “porque el sistema epidemiológico es muy deficiente”, durante su participación en el Foro del Pequeño Productor al Consumidor: Diversidad y Nutrición, organizado por La Alianza por la Salud Alimentaria.
Los peligros de estos químicos, también llamados agrotóxicos, regados en el campo para terminar con plagas que amenazan los sembradíos afectan directamente a la naturaleza, en el follaje de las plantas, los suelos, el agua y pueden llegar a las comunidades humanas cercanas, provocando igualmente daños a la salud.
En 1990 la organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe en el que estimó en un millón de casos al año los envenenamientos o intoxicación aguda no intencionales causados por plaguicidas, cifra que sólo se refirió a los casos severos que requirieron hospitalización, y de acuerdo con estudios de evaluación epidemiológica posteriores citados por Bejarano González, existe un sub-registro de los casos reales.
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