Servando Gómez Martínez, alias La Tuta se reservó su derecho a declarar ante el Juzgado IV de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, dentro de la causa penal 67/2006.
De acuerdo con información del Consejo de la Judicatura Federal La Tuta solicitó la duplicidad del término constitucional, mismo que vence el 5 de marzo a las 20:10 horas.
Gómez Martínez es acusado de delincuencia organizada, delito previsto en el Artículo 2 Fracción I, y 4 Fracción I, Inciso A), de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada.
También de delito contra la salud en la modalidad de colaborar al fomento para posibilitar el tráfico de cocaína y mariguana, previsto y sancionado por el Artículo 194 Fracción III, del Código Penal Federal.
En el caso de Michoacán, “el problema ahora es la proliferación de grupos delincuentes y armados” por la “debilidad de las instituciones y la dificultad para desmovilizar a las autodefensas”, estima el exagente de inteligencia Alejandro Hope.
Estas milicias de pobladores se alzaron en armas a inicios de 2013 por su hartazgo ante crímenes que perpetraban Los Caballeros Templarios bajo la protección de autoridades locales.
La espiral de violencia por los enfrentamientos entre narcotraficantes y autodefensas hizo que el gobierno reforzara el año pasado su despliegue de fuerzas federales en la región y, en mayo, optó por legalizar temporalmente parte de los milicianos en las llamadas fuerzas rurales.
Las profundas divisiones entre facciones de estas fuerzas han terminado en sangrientos enfrentamientos armados y en detenciones de emblemáticos líderes milicianos.
Varios expertos, como Hope, ya vislumbran las dificultades que tendrán las autoridades para lograr que aquellos agentes que no pasen las pruebas para unirse a la nueva policía unificada dejen las armas.
En tanto, envuelto en un halo de misterio y escudándose en supuestas causas sociales, el incipiente grupo armado Los Viagras teje relaciones con milicianos inconformes, esperando el menor descuido de las autoridades para usurpar los antiguos feudos templarios.
Se trata de “células sicariales diseminadas y autonomizadas” formadas por gente que colaboraba con los templarios y que ahora busca trabajo en otro lado, “pero desgraciadamente a costa de la población”, estima Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad.
Benítez Manaut recuerda que muchos criminales de Michoacán se han mudado al estado de Guerrero, donde cárteles como Los Rojos o Guerreros Unidos —acusado de la presunta matanza de los 43 estudiantes normalistas— operan de forma similar.
Con información de AFP