La artritis reumatoide (AR) puede ser causada por factores tanto genéticos como del entorno. Los aspectos ambientales ligados a esta enfermedad son la obesidad, el tabaquismo, el estrés bronquial y la bacteria porphyromonas gingivalis, causante del mal periodontal, dijo en la UNAM Virginia Pascual Ramos, investigadora del Servicio de Inmunología y Reumatología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
En el auditorio Dr. Fernando Ocaranza de la Facultad de Medicina indicó que la genética es compleja y se asocia a una gran variedad de polimorfismos en diferentes genes. En el desarrollo del proceso referido interfieren diversas citocinas proinflamatorias y varias estirpes celulares, aunque los preponderantes son los linfocitos Tcd4, Th17, Treg; células plasmáticas; anticuerpos contra péptidos citrulinados de factor reumatoide; las citocinas TNF-a, Il-6 e IL-17 y la IL-1.
Al coincidir las agravantes del medio con una herencia biológica susceptible es más probable la gestación de una inflamación crónica y el inicio del padecimiento.
La AR tiene una prevalencia de alrededor del uno por ciento. En el grupo caucásico se presenta en dos o tres mujeres por cada hombre, en sujetos de 50 a 65 años de edad. En Latinoamérica el índice es de 2.7 a 2.8 por ciento y empiezan a experimentarlo los cuadragenarios, con siete u ocho personas de género femenino por cada una del masculino.
El dolor e inflamación poliarticular o simétrica, especialmente en manos y pies, son los síntomas principales. Para diagnosticar se toma en cuenta la suma de los indicios médicos y los resultados de laboratorio y gabinete, con el fin de determinar si se trata de artritis matutina o en más de tres articulaciones, o si se manifiesta en ambos lados del cuerpo o en los nódulos reumatoides, destacó.
Para su atención, enfatizó la experta, se consideran elementos clave como un dictamen temprano, tratamiento oportuno, manejo por un especialista, individualización, seguimiento periódico y adaptación a la realidad de la práctica clínica.
En México existe una pandemia de obesidad que afecta a la población general y a pacientes con enfermedades reumatológicas, en particular, pues el tejido adiposo parece funcionar como un órgano aberrante que condiciona un estado proinflamatorio y la disminución de la vigilancia inmunológica.
Así, junto con la progresión del síndrome metabólico (SM) predice peores desenlaces de la AR, pues genera cuadros adversos. Por ello, es necesario incluir tratamiento contra el SM y el exceso de peso corporal, finalizó.