Aquel whatsapp se asomó en el celular de Roberto López el pasado 2 de enero: “Hola, soy Leo. ¿Cómo estás?”. Un mensaje que el tucumano, de 37 años de edad, y tatuador de profesión, tomó como una mala broma. El mensaje se repitió varias veces y López comenzaba a enfadarse. No pensaba contestar, así le dijeran que se trataba “del mismísimo Obama”.
Unas semanas después, Roberto aborda en Buenos Aires un avión que lo llevará hasta Barcelona. Trae en el celular otros mensajes: el nombre de Lionel Messi, la idea de tatuarle en el brazo derecho la historia de su vida (La Sagrada Familia, un reloj, una flor de loto y un rosario con la forma de la ciudad en donde nació La Pulga). Sigue creyendo que se trata de una broma pesada.
“Todo ocurrió tan rápido y en secreto”, explica Roberto López Tatto desde Mar del Plata, Argentina, a unas horas de que Lionel Messi se enfunde los colores de la albiceleste y busque el pase a la final en la Copa América. A Roberto le ha beneficiado que en donde Messi se aparezca de inmediato sobresale ese enorme tatuaje que lleva en el brazo derecho. Le ha generado decenas de entrevistas internacionales y muchos son los que quieren tatuarse con el hombre que dibujó historias en la piel de Leo.
Roberto repite la anécdota: “Leo y yo tenemos un amigo en común, se llama Juan Cruz Leguizamón y es portero de Central Córdoba. Ellos se conocieron desde que eran pibes y jugaban la categoría de seis años en Newell’s. Juan, tatuado por mí, le recomendó a Leo que se tatuara conmigo. Le dio mi número telefónico. De hecho, Juan tuvo que llamarme para decirme que le contestara los mensajes a Leo, que era el Messi de verdad”.
Cuando se le pregunta a Roberto López Tatto cómo es que llegó hasta Messi, retrocede al día que llegó a su estudio un joven argentino de cabellos largos llamado Cristian Campestrini. “Le hice tatuajes en ambos brazos y al poco tiempo volvió y me trajo un regalo. No sabía que era uno de los grandes porteros del futbol argentino (acaba de ser contratado para jugar con el Puebla). No haberlo reconocido relata mi ignorancia sobre el balompié”.
Cristian lo recomendó con otro jugador y éste a otro. Poco a poco el estudio en Mar del Plata comenzó a ser el lugar para que los futbolistas se tatuaran el cuerpo. Así llegaron Martín Palermo y Juan Cruz. Hasta el día aquel que Leo se asomó en su celular.
Roberto comenta que viajó a Barcelona en dos ocasiones. “Leo me explicó la idea que tenía para su tatuaje. Yo me encargué de buscar las imágenes, según lo que él me comentó. Leo investigó muy bien el significado de cada una de las imágenes antes de tatuarse. ¿Cuánto me pagó por tatuarlo?, eso deberías preguntárselo a Messi”.
Todo corrió por cuenta de Leo: los boletos de avión, el hotel, los alimentos… “Cada sesión duró cinco horas y en total fueron 25. Leo pasó por mí al aeropuerto de Barcelona y me ayudó con la maleta que llevaba las herramientas para los tatuajes”.
Roberto estuvo en la casa de Messi. Ahí se realizaron las 25 horas de trabajo. Y, aunque le dijo a Lionel que no hablaría de lo que vio o escuchó aquellas tardes (“su vida social es privada y la respeto”), el tatuador califica al futbolista como una persona sencilla y “con gran sentido del humor”.
Y, entre los secretos, Roberto López confiesa que le hizo un tatuaje a la estrella del Barcelona, en un lugar cubierto. “Un tatuaje muy personal”.
***
Un mapa. Un reloj. Una flor de loto y la Sagrada Familia. Negros, sombras y colores. “Es la historia de su vida”, explica Roberto López, a la distancia. El trabajo que realizó el tucumano sobre la piel del futbolista. Algo que llevará La Pulga a donde quiera que vaya.
En el codo lleva los ornamentos de una vidriería de la Sagrada Familia (La Basílica, símbolo de Barcelona). Esta ciudad es su sitio en el mundo. En el brazo lleva un reloj, símbolo del paso del tiempo. Éste es su tiempo. La flor de loto sólo crece en los pantanos, eso quiere decir que no importa de dónde provengas. Tienes que florecer y ser alguien en la vida. El capullo representa a su hijo. Y el rosario tiene la forma geográfica de la ciudad en la que nació Leo (Rosario)”.
Roberto y Lionel pactaron otra cita, porque el trabajo está inconcluso. Será cuando la selección de Argentina termine su labor en la Copa América. Por lo pronto, López mira a Messi en la TV y presume a sus amigos los tatuajes que Leo lleva en el brazo derecho. Tatuajes que aparecen, incluso, en el Leo de computadora que juega para la aplicación de FIFA 2016.
Habría que aclarar que López sólo se adjudica los tatuajes que Lionel lleva en el brazo derecho. En el tobillo izquierdo, el futbolista se tatuó anteriormente el número 10, unas alas, el nombre de su hijo (Thiago) dentro de un corazón y las manitas del niño. También un balón y una espada. En la espalda lleva un rostro femenino. Es su madre. “Es la manera de contar su historia”.
***
López presume sus propios tatuajes. En la muñeca izquierda lleva el número 9 que el delantero Martín Palermo utilizó como futbolista. Lo más interesante es que fue el propio Palermo el que le grabó dicha cifra. “Es Palermo. No me podía negar”, dice Roberto, quien ahora tiene un estudio saturado, de hombres y mujeres que quieren ser iluminados por el Tatuador de Messi, como se le conoce en Argentina.
Ahora hay que hacer la cita y esperar un par de meses. No importa que sea un trabajo pequeño. Además de que Roberto se da su tiempo para charlar con los medios de comunicación. “Me han buscado de Colombia, México y hasta de Polonia”.
También lleva un recuerdo de Lionel. Un 10 que La Pulga le grabó en la muñeca derecha. “Sucede que en las sesiones de tatuaje, en Barcelona, Leo miró el 9 que tenía en la muñeca izquierda, me preguntó de qué se trataba y cuando le contesté que me lo tatuó Palermo, él decidió que su número debería estar en la otra muñeca. Un regalo muy caro si tomas en cuenta que me lo hizo Leo”.
La última sorpresa que se llevó López en Barcelona fue en la sesión final, cuando Lionel Messi le pidió un favor enorme: “Che, ¿te jodés si te pido un tatuaje para Neymar?”
Roberto López Tatto tuvo tiempo para tatuarle al astro brasileño la frase ‘Family Forever’ en el bíceps, así como un “Shhh” en el dedo índice.