Eran las ocho de la noche del 2 de julio de 2000. En la calle de Florencia y en Paseo de la Reforma la gente empezaba a dibujar con la mano en el aire la “V” de la victoria; minutos después, familias enteras caminaban rumbo al Ángel de la Independencia; en instantes, ríos de gente coreaban alrededor de la glorieta: “¡Fox, Presidente!”.
Una hora después, en la zona centro de la Ciudad de México, se distinguían partidarios de dos grupos políticos disímbolos: en dirección del Ángel caminaban los simpatizantes de Vicente Fox Quesada; hacia el Zócalo, los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, quien ganaba el Gobierno del DF.
Esa noche, en radio y televisión se daban a conocer encuestas que confirmaban la victoria del candidato presidencial del PAN y que daban cuenta de la segunda victoria consecutiva de la izquierda en el GDF.
Hoy se cumplen 15 años de la alternancia política en Los Pinos y hoy también el expresidente Fox celebra en su rancho de San Cristóbal, Guanajuato, sus 73 años de edad.
Fiesta en el bunker
En 2000, el PAN estrenó un edificio en la colonia Del Valle, donde Fox y su equipo tenían su Cuarto de Guerra. Ahí, desde la tarde, empezaron a conocer las primeras encuestas de salida que mostraban el triunfo sobre el priista Francisco Labastida Ochoa.
El bunker panista empezó por la noche a ser rodeado de simpatizantes. Entonces desde el edificio se hizo el anuncio: “Vamos al Ángel, Fox va para el Ángel, ¡Fox, Presidente!
Una muchedumbre espontánea, pocas veces vista en esa zona de la capital, se dirigió a la Columna de la Independencia, y lo mismo ocurrió desde todos los rincones de la urbe.
Santiago Creel, quien en 2000 fue candidato del PAN al Gobierno del Distrito Federal, comentó a Excélsior que la victoria foxista en aquel año se dio a partir de un binomio.
“Tan importante es la figura del presidente Fox como la del PAN, es difícil disociar una cosa de la otra, pero yo pondría el acento en una tercera cuestión no tan evidente: el grupo ciudadano que los acompañó.
“Todo ese foxismo que fue naciendo se tradujo en Amigos de Fox, que se tradujo en grupos de apoyo que no eran necesariamente panistas, que querían la transición y la alternancia, y emergieron por todas partes del país”.
Reconocimiento
Esa noche, en cadena nacional de radio y televisión, el presidente Ernesto Zedillo reconocía la victoria foxista.
“El IFE nos ha comunicado a todos los mexicanos que cuenta ya con información, ciertamente preliminar, pero suficiente y confiable, para saber que el próximo Presidente de la República será el licenciado Vicente Fox Quesada”, dijo un Zedillo demacrado.
“Hace un momento me he comunicado telefónicamente con el licenciado Vicente Fox para expresarle mi sincera felicitación por su triunfo electoral, así como para manifestarle la absoluta disposición del gobierno que presido, a fin de colaborar, desde ahora y hasta el próximo 1 de diciembre, en todos los aspectos que sean importantes para el buen inicio de la próxima administración federal”.
Las cifras las confirmó José Woldenberg, presidente del Instituto Federal Electoral: Vicente Fox, de la alianza PAN-PVEM obtenía 42.52% de votos; Francisco Labastida, del PRI, 36.11%, y Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD, 16.64%.
Un gran mérito
“Yo sí creo que Fox tuvo un gran mérito al sacar al PRI de una manera pacífica. Yo siempre había pensado que la transición de partido iba a ser violenta, que nunca se iban ir (los priistas) por la buena, y qué bueno que fue a través del voto y todos creíamos que la violencia iba a ser el cambio, pues no fue así”, refirió Xóchitl Gálvez, titular de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas con Fox.
“Quiero dejar públicamente mi compromiso de entrega total, de poner lo mejor de mí, de poner cada minuto y cada segundo de mi tiempo para estar al lado de ustedes, para estar al lado de sus sueños”, afirmó Vicente Fox, luego de confirmarse su victoria.
Con información de Excélsior