La noticia de la muerte, a los 106 años, de Nicholas Winton, conocido como el «Schindler británico» por salvar la vida de 669 niños checoslovacos, en su mayoría judíos, durante la ocupación nazi, ha sacudido a la República Checa.
Winton ideó con 29 años una complicada operación para enviar en 1939 de Praga a Londres a los menores por medio de varios convoyes de trenes. «Era un hombre al que admiré por su valentía personal», dijo el presidente checo, Milos Zeman, que en 2014 otorgó al filántropo inglés en persona la máxima condecoración estatal del país centroeuropeo: la Orden del León Blanco.
El galardonado, que viajó entonces a Praga con 105 años, dijo que sólo tuvo «suerte» y se encontró «en el lugar adecuado en el momento adecuado», con una modestia que algunos, entre ellos el jefe del Gobierno checo, han considerado proverbial. «Se ha marchado un hombre bueno, sir Nicholas Winton. Será para siempre un símbolo de valentía, profunda humanidad e increíble modestia», escribió en Twitter el primer ministro, Bohuslav Sobotka.
Una de las supervivientes, Zuzana Maresova, que entonces tenía siete años, declaró entre sollozos a la emisora Radiozurnal que la relación con Winton era difícil de describir. «Éramos más que amigos, era el hombre de nuestro corazón. No se puede explicar», dijo Maresova, que salió en uno de los ocho trenes fletados por Winton desde la Estación Central de Praga en 1939.
Maresova sólo conoció los detalles de la operación humanitaria en 1999, cuando Winton vino a la capital checa invitado por el entonces presidente Vaclav Havel, para asistir al estreno de la película «All my loved ones», rodada en su honor, y antes de que su figura cobrara relieve entre los checos. «Fue el primer encuentro. Y después hubo muchos más», dijo Maresova sobre aquel emocionante momento, cuando ella todavía no sabía nada, y le fue presentada la persona que la salvó.
Michal Zantovsky, embajador checo en Londres, destacó que era «uno de los hombres más positivos, optimistas y amables que he conocido». Winton murió mientras dormía en su domicilio de la localidad de Maidenhead en presencia de su hija Bárbara y dos nietos.
Hace exactamente 76 años que salió de Praga unos de los convoyes con 240 niños, que el entonces financiero ayudó a salvar. Se tuvo conocimiento de la operación cuando la cadena pública británica BBC, en 1988, emitió un programa en el que Winton pudo reencontrarse con muchos de las personas que salvó de los campos de exterminio nazis.
Había sido su mujer la que, ordenando la buhardilla de la casa, encontró papeles que hablaban de la acción humanitaria, que consistía en que Winton conseguía visados, fianzas y familias adoptivas para los niños. Pero fue algo que permaneció en secreto durante años, hasta que la esposa del filántropo se enteró y quiso sacarlo a la luz.
Fuente: ABC