Lo que se convirtió en una maraña de irregularidades que acalambran hasta al más firme y de sangre fría, como lo es el eco del homicidio cometido en contra de René Villarreal, exfuncionario de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento durante la administración de Javier Corral, también se ha convertido en una maraña de rumores de renuncias aquí y allá de quienes supuestamente estuvieron involucrados de manera directa o indirecta con el presunto movimiento de dinero que se triangulaba entre el exfuncionario asesinado, el Congreso del Estado y la JMAS, tanto, que ayer después de que se confirmó la renuncia de Gilberto Baca de la Dirección Comercial de esa dependencia, sonó también la supuesta renuncia de Manuel Soledad al cargo que ocupa en la Sindicatura, así como la Fernando Álvarez Monje de la COESVI, ambas desmentidas, pero que acalambraron a más de uno debido a los movimientos telúricos que implican, pues afirman que si no son ellos los que se van, serán otros que en su momento le juraron lealtad a Corral, e incluso operaban dichas triquiñuelas bajo su venia, pero que supieron saltar de barco antes de que se hundiera, sin embargo, al que brincaron, nos dicen, tendrá cero tolerancia si es que anduvieron de corruptos cubiertos con la cobija del corralismo.
Y es que según nos comentan los malosos, esos presuntos chanchuyos que se le achacan a René Villarreal, el exjefe de Facturación de la JMAS que fue asesinado, no eran solamente para beneficio personal, sino que estaban haciendo un “cochinito” para posteriores campañas electorales de personajes a los que Corral les prometió serían los ungidos, pero que terminaron arrollados por la hoy gobernadora Maru Campos y su equipo, quien por cierto, ha tenido que lidiar con un problema que ni de cerca fue suyo, de corralistas que se sintieron impunes y que hoy han tenido que lidiar con el estrés de que quizá sean los próximos a los que se les pida la renuncia y así no entorpezcan, desde el servicio público, las investigaciones.
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Por cierto, y poco antes de que se soltara fuerte el chisme de su supuesta renuncia, quien anduvo en Palacio en reunión con el secretario General de Gobierno, César Jáuregui, fue el exdiputado local del PAN y actual director de la COESVI, Fernando Álvarez Monje, quién sabe si para tocar el tema del presunto fraude a diputados que se habría operado desde la JMAS, o sólo para tocar base en cuanto a chamba, aunque eso último lo crea nadie. Álvarez Monje fue de los más fervientes promotores de Gustavo Madero para que fuera el candidato del PAN a la gubernatura, pero en aras de la unidad azulada, de curar cicatrices, la gobernadora Maru Campos lo sumó a su equipo, así que todo puede suceder si es que se obró mal desde el Poder Legislativo, pues ya la Góber fue enfática al respecto: no habrá protectores ni protegidos.
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Es así que mientras la Fiscalía General del Estado y el ojo público está encima de ese caso tan llevado y traído, los que se escapan como truchas, resbalándose en la impunidad, son los directivos de ARAS acusados de defraudar a miles de chihuahuenses, pues por más que existan más de cuatro mil querellas que los señalan de ello, lo cierto es que la FGE sigue sin comprobar absolutamente nada, sin judicializar y con el tiempo encima, pues ya están por vencerse los plazos de los aseguramientos, y si la Fiscalía no se alza con una buena estrategia jurídica, los de ARAS, sin ser los duchos abogados, se les van a escapar como pez en el agua.
Source: Columna