Ante la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dirigirá sus esfuerzos de vigilancia contra cualquier operación financiera que esté vinculada con el narcotraficante.
“Es algo que tenemos que tener en cuenta porque aunque hemos cambiado el enfoque a otras organizaciones de tráfico de drogas, es claro que tenemos que mantener la presión ahora que El Chapo está fuera para dirigirnos a cualquier red de apoyo que esté usando y que no esté en nuestra lista”, dijo Andrea Gacki, subdirectora interina de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Al participar en la novena conferencia latinoamericana antilavado de dinero y delitos financieros, la funcionaria estadounidense dijo que su gobierno mantiene vigilancia sobre las operaciones del Cártel de Sinaloa, Los Zetas y otros grupos delictivos.
“También nos preocupa el surgimiento de nuevos grupos criminales, especialmente el Cártel Jalisco Nueva Generación y su aliado Los Cuinis. Esos grupos han crecido rápidamente, en especial por el uso de violaciones y corrupción, y son conocidos como los más peligrosos. Nos hemos dirigido hacia sus líderes y redes financieras y esperamos que ese sea el enfoque de la OFAC en adelante”, dijo.
En el foro, especialistas criticaron los escasos avances en el lavado de dinero y las fallas en la vigilancia de las redes financieras de los capos. Salvador Mejia, socio director de la consultora especializada en medidas para prevenir el lavado de dinero Asimetrics, dijo que la fuga de El Chapo dejó de manifiesto que no se tuvo control sobre sus operaciones financieras.
“El problema es que no podemos mantener una política de detención de capos sin llevar de la mano un ataque frontal a las finanzas. Los famosos 1.5 mil millones de dólares en que se calcula su fortuna están en alguna parte del sistema financiero o económico de México, Estados Unidos, Europa o
Colombia. Todos sus bienes están a salvo y mientras las autoridades no tengan la capacidad para atacar esas estructuras financieras difícilmente vamos a entender que hay un adecuado combate al crimen organizado”, dijo el especialista.
En su opinión, no se han aplicado correctamente las medidas legales que existen en México para combatir delitos financieros; tal es el caso de las disposiciones de carácter general que aplican a todo el sistema financiero en el país, como bancos y casas de bolsa, entre otros, así como la implementación de la ley antilavado.
“Esta ley fue publicada hace casi tres años, pero ha sido evidente que a la autoridad le ha costado mucho trabajo ponerla en marcha. Esta ley se encarga de tutelar a sectores o profesionistas que claramente han sido utilizados para el lavado de dinero. Con esto, la autoridad dejó a las empresas en una suerte de limbo, porque únicamente les asignó obligaciones sin que se defina cómo se van a controlar”, destacó.
Ante este escenario, destacó, las empresas que operan en actividades vulnerables al lavado de dinero, como casas de cambio, joyería o sector inmobiliario, solamente se han dedicado a mandar reportes sin que haya mayores protocolos adecuados.
Operaciones sofisticadas. Las redes financieras de grupos delictivos y su contacto con empresas se han vuelto cada vez más sofisticadas, con lo cual la operación dejó de realizarse entre agricultores o ganaderos y pasó a altos ejecutivos, aseguró el FBI.
“Todos los días vemos más operaciones complejas de este tipo de organizaciones, por lo que es tiempo de que nuestros países colaboren y las organizaciones que tienen la información deben participar en la línea de primer combate para atacar estas redes tan sofisticadas”, dijo Abelardo Vecino, agente especial de la sección de crímenes financieros del FBI.
El agente declinó hacer comentarios de las investigaciones del FBI en colaboración con el gobierno mexicano sobre las operaciones financieras de El Chapo Guzmán.