Hace unos días, el Departamento de Estado de Estados Unidos, dio luz verde a la venta de 600 misiles Patriot PAC-3 a Arabia Saudí.
Un sistema impecable de misiles a vista de águila que interceptan cualquier blanco que vuele con una velocidad de hasta 2 mil 500 kilómetros por hora. EE.UU. venderá 600 de estos misiles a la monarquía árabe; un negocio gordo por valor de 5 mil 400 millones de dólares.
El tema tiene diferentes aspectos y no se limita solo a una simple compra de armas, es decir, hay que tener en cuenta la situación económica saudí, su guerra contra Yemen, la iranofobia, entre otros. En este artículo pretendemos, además de repasar la inversión saudí en el ámbito militar, estudiar los motivos ocultos detrás de estos gastos militares por parte de los países árabes, especialmente de Riad.
Arabia Saudí, reino de armas
La compra de armas constituye una parte importante de la estrategia defensiva de Arabia Saudí, en especial en la última década, no obstante, más que defensiva ha sido una estrategia agresiva. Su agresión al país vecino, Yemen, es una clara evidencia, así como su apoyo armamentístico y logístico a los rebeldes en Siria, Irak, entre otros países.
En este contexto, cabe destacar que un informe proporcionado por los expertos del IHS Janes, con sede en Londres, considera que el reino saudí es el primer y principal importador de equipamiento militar a nivel mundial, superando a la India, durante el año 2014, con una compra por valor de 6400 millones de dólares. La mayor parte de la inversión saudí en armas radica en la compra de helicópteros, misiles, sistemas de defensa aéreos, etc.
Riad experimentó un aumento del 54 por ciento en 2014, y se estima que, en 2015, tenga otra subida de un 52 % para alcanzar los 9800 millones de dólares. Cabe mencionar que, en este año, Arabia Saudí emplea uno de cada siete dólares para la compra de armas, cuyo proveedor principal es Estados Unidos.
Asimismo hay que destacar que el presupuesto militar saudí, durante los últimos 10 años, fue de 537 mil millones de dólares. Mientras en 2004 solo dedicaba unos 29 mil millones de dólares en asuntos militares, esta cifra alcanzó los 81 mil millones en 2014. Es decir, el presupuesto militar saudí tuvo un aumento del 280 por ciento en solo una década.
De esta forma, el país árabe se encuentra en el cuarto puesto del ranking de países que más invierten en el ámbito militar, por detrás de los Estados Unidos, China, y Rusia.
Este aumento del presupuesto militar se realiza en momentos en que los indicadores de la economía saudí hablan de una creciente tasa de pobreza, de desempleo e inflación. Un estudio al respecto asegura que más del 60 por ciento de la población saudí vive por debajo del umbral de la pobreza. Los medios de comunicación árabes sostienen también que, actualmente, cerca del 60 por ciento de los ciudadanos saudíes, equivalente a unos 20 millones de personas, vive en apartamentos alquilados.
Unas cifras que muestran la innecesaria inversión en asuntos militares, porque los países vecinos de Arabia Saudí son pequeños Estados que no pueden amenazarla y, además, el país nunca ha sido blanco de invasión alguna desde su establecimiento en 1930. Por lo que las voces opositoras internas se están alzando cada vez más, pese a la masiva represión a la libertad de expresión.
Iranofobia y el negocio de las armas en Oriente Medio
Antes de que Irán y el Grupo 5+1 formado por EE.UU., el Reino Unido, Francia, China y Rusia, más Alemania, alcanzaran la conclusión de los diálogos sobre el programa nuclear, las acusaciones de Occidente basadas en que Teherán buscaba fabricar armas atómicas y desarrollar un proyecto de misiles, motivaba la preocupación de los países árabes de la región y les provocaba a aumentar sus inversiones en el campo militar.
Ahora, después del paso importante de Irán y el G5+1 hacia un acuerdo nuclear que suponga una mayor interacción entre Teherán y la comunidad internacional, como lo vemos en el incremento de visitas de altas autoridades árabes al país persa, así como de Francia, Alemania y la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini, los árabes, especialmente Arabia Saudí que se considera el rival ideológico de Irán, se esfuerzan por seguir aumentando su poderío militar.
No obstante, no se puede hacer caso omiso al rol de EE.UU., que en estos momentos está llevando a cabo un doble juego con estos temores, para hacer estallar una carrera armamentista en Oriente Medio y beneficiarse de la venta de armas.
En este sentido, podemos remitirnos a las palabras del secretario de Defensa de EE.UU., Ashton Carter, en su viaje a Riad, capital saudí, donde dijo: “Continuaremos trabajando con Israel y nuestros socios en la región, para contrarrestar el peligro de Irán”. No resulta ilógico que supongamos que, en su viaje, aseguró a las autoridades saudíes que les brindarán los mejores y más actualizados sistemas para aumentar su poderío frente a Irán.
De un lado, Washington logra el apoyo de sus socios en Oriente Medio por el acuerdo nuclear y, por el otro, se beneficia de la venta de armas.
Invasión saudí a Yemen
Aparte de lo comentado sobre la carrera armamentística en la región de Oriente Medio, como principal motivo de negocio de armas, hay que ver la otra cara de la moneda.
La guerra saudí contra Yemen sigue vigente, y la ONU ha puesto una sanción contra este país para que no pueda comprar armas, mientras el agresor sigue libre y comprando todo lo que se le antoja, como el sistema de defensa antiaérea. Quien le está brindando estas armas es el país que, más que cualquier otro, grita ser el defensor de los derechos humanos, es decir EE.UU., que critica y sanciona a los demás Estados que, según su criterio, están violando los derechos humanos. Un hecho al que se han sumado los países europeos, al mantener el silencio ante la masacre de niños y mujeres en el país más pobre del mundo árabe.
Con todo lo expuesto, se puede plantear que sembrar la discordia y el horror en la región de Oriente Medio ha sido siempre una estrategia para favorecer el mercado de armas en esta zona.
Además hay que tener en cuenta que es muy normal que, en un país con escaso desarrollo sociocultural, la cantidad de armas bajo su control se convierta en una bomba de relojería, que pueden ser utilizadas en cualquier momento, tal y como está sucediendo en la guerra saudí contra Yemen y los conflictos en Siria, Irak, Libia, El Líbano, entre otros, debido al apoyo con armas y dinero que brindan algunos países a los terroristas.