A contrarreloj con Javier Garfio, desde su gestión hasta sus aspiraciones

Noticias de Chihuahua.-

En entrevista exclusiva y a contrarreloj, el alcalde Javier Garfio no se guardó nada y se sinceró para Entrelíneas. El edil habló de sus aspiraciones políticas, pasando por su relación con el gobernador Cesar Duarte y también de su gestión.

*Las aspiraciones

¿Vivo o muerto?… Javier Garfio dice estar vivito y coleando ante la oportunidad histórica de ser el alcalde de Chihuahua, por lo que tampoco no niega que su corazón late por ser el futuro gobernador del estado, aunque institucional como es el PRI, al edil también se le contagia algo de esa rectitud de seguir los estatutos y apegarse a la estrategia tricolor aunque sus aspiraciones hagan que hasta le brillen los ojos.

Así que para no verse “mal”, como él mismo lo dice, prefiere ponerse un freno de mano en eso de desbocarse por sus futuros sueños e intereses, pues tal parece que el alcalde capitalino es de los que cree que no por mucho madrugar amanece más temprano, pero caballero como él sólo, no critica a los adelantados y hasta los justifica, al señalar que cada quien tiene sus tiempos y estrategias en eso de querer ser el sucesor de César Duarte… incluso los que lloriquean.

Pero como el hecho de detenerse ante las ansias de muchos por quedarse con la oficina principal del Palacio de Gobierno, no impide al alcalde visualizar quiénes podrían ser sus contrincantes, quien dice que ve a varios mordiéndose las uñas por quedarse con la candidatura del PRI a la gubernatura e incluso se da el lujo de decir que algunos son sus amigos, sin embargo, en caso de tener la oportunidad de viajar a la Luna con alguno de ellos, el edil no se decide por cuál y le dejaría el otro lugar en la nave espacial a la suerte y a un volado, pues no vaya a ser que después haya molestos o sentidos.

*Su relación con Duarte

Del que no duda en decir que es su amigo personal es del gobernador César Duarte, a quien Javier Garfio le agradece el haberle dado la oportunidad y ponerlo en la órbita de la grilla como secretario de Obras Públicas, tan es así que al mencionar el nombre de su paisano, el edil afirma que a las amistades hay que mantenerlas “porque los amigos son para siempre”, lo que deja entrever que a Garfio Pacheco se le verá por largo tiempo cerca del mandatario, aún y cuando se hayan invertido los papeles.

Tampoco dice estar desilusionado porque Duarte no llegó a la dirigencia nacional del PRI después de tanto aspaviento que a todos los grillos locales traían con el Jesús en la boca, y acepta sin preocupaciones que al próximo líder tricolor, Manlio Fabio Beltrones, lo conoce poco y lo ha visto menos, pero que no le asusta hacia dónde el sonorense vaya inclinar la balanza cuando de ungir al futuro candidato se trate, ya que dice estar seguro que la mano del casi todo poderoso Manlio Fabio no intervendrá –tanto- en las cuestiones locales.

Y si hablamos de berrinches y corajes el alcalde se muestra sincero y asegura que de repente tiene que contar hasta diez y armarse de paciencia, pues como todo ser humano a veces ha querido reventar y darse de golpes en la cabeza, ya que aunque usted no lo crea, los políticos son seres humanos y también tienen alma y corazón.

*Su gestión

Javier Garfio quiere dejar su huella en la memoria colectiva, con sus puentes y chambeando desde los cimientos busca que los capitalinos lo recuerden, ya sea con obras o con la restructuración social en las colonias marginales, con los puentes de la María Luisa o brindando mayores oportunidades, lo que el acalde busca es que las próximas generaciones volteen hacia su gestión y le echen flores como un edil que insistió en la transformación.

Y como el Segundo Informe se aproxima, Garfio Pacheco presume que son los números los que demuestran que sus antecesores en la silla del Municipio le quedaron chicos en cuestiones de infraestructura, pues como buen ingeniero y constructor, lo que el alcalde pretende es que a través de la obra pública, pasar a la historia como el mejor presidente municipal que ha tenido la capital.

Al alcalde no le gusta equivocarse y casi casi lo tiene prohibido, pues a cerca de dos años de haber asumido como tal no se arrepiente de sus decisiones, al contrario, resalta los aciertos que le han permitido transformar Chihuahua, desde lo más básico hasta lo inesperado, como fue el que le salió el ecologista que todos llevamos dentro y comenzó una reforestación masiva que le ha valido el mote a la capital de la “Ciudad del Encino”.

Javier Garfio afirma que “al ojo del amo engorda el caballo”, refrán que pone en práctica todos los días como mandón del Ayuntamiento, pues aunque su gestión ya va en la séptima entrada, el edil todavía tiene a sus pitchers abridores y lejos está de colocar a los relevistas, ya que él insiste en que si se es un buen manager, el gabinete se forja solito y dará resultados, pero que si se le descuida, es cuando los cambios en la alineación tienen que ser obligados.

Y para que sus subalternos no se sientan, Garfio se va por la tangente al hablar de la sucesión en la silla que todavía ostenta, así que al igual que habló de sus aspiraciones grillas y prefiere apegarse al librito, lo mismo hace al tocar el tema del futuro alcalde, así que como Poncio Pilato, el edil se lava las manos y le avienta la papa caliente al partido.

Como si fuera un piquete al orgullo, un “no” rotundo es la respuesta de Javier Garfio a la idea de que el PAN, un “bronco” o un zurdo sea su sucesor en la Presidencia y tenga que entregarle a alguien que no sea priista las llaves de su despacho, y como dicen que los grillos también lloran reconoce amargamente que sí le dolió el hecho de que el PRI haya perdido uno de los dos distritos de la capital, aunque se justifica al señalar que aquí en la capirucha las cuestiones políticas van más allá de un simple y llano color, a diferencia de lo que sucede en Ciudad Juárez.

Pero como quejarse no va con Javier Garfio ni con los buenos políticos, el alcalde menciona que el suelo parejo para buscar la candidatura tricolor a la gubernatura lo tienen todos los que suspiran, pero que también es necesario írselo allanando con lealtad y trayectoria, además de que él prefiere cumplir con sus gobernados y no andar del tingo al tango para ser placeado, ya que en caso de escabullirse unas cuantas horas de sus obligaciones, al volver su oficina parece romería. Así que como dice el dicho, el que tenga tienda que la atienda… y él aún tiene que cumplir con la alcaldía.

Además, tal parece que el edil es perfeccionista, pues su deseo político es que su gestión sea calificada con un diez, y aunque aún le queda más de un año al frente del Ayuntamiento, los objetivos planteados al comienzo de su trienio están a punto de cumplirse, por lo que ahora sí es justo comentarlos y hasta presumirlos.

Y como el que nada debe nada teme, Garfio se quiere ir con la conciencia tranquila para después no andar con escoltas, pues reconoce la incomodidad de salir a la calle con gente como sombras, además de que él quiere seguir construyendo y no oculta su pasión de ser ingeniero. Melancólico y soñador, asegura que lo que pretende es algún día salir a caminar con sus nietos bajo la sombra de los encinos que él mismo mandó colocar en toda la ciudad, pero principalmente en lo que será el Parque Lineal, en donde firme y orgulloso les dirá que un encino de bronce es y será la insignia de sus administración.