Un implante no siempre es un dispositivo sólido como un chip o como un diente sintético que sustituye a otro natural dañado. En el Instituto de Física (IF) de la UNAM, Jorge García Macedo y su equipo desarrollaron uno muy original que es líquido, viscoso como el aceite de oliva, y con estructura atómica semicristalina, visible sólo a nivel nanométrico.
El material, que funciona como un implante, está hecho de dióxido de titanio capaz de almacenar y liberar dopamina, neurotransmisor fundamental para el control del movimiento del cuerpo, entre otras funciones. Además, busca constituir una alternativa para tratar el Parkinson, enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza, en etapas intermedias, por un decremento en la disponibilidad de dopamina en el sistema nigroestriatal del cerebro.
El material funciona como un protector, vehículo y sistema de liberación de la sustancia de interés dentro del cerebro.
“La idea es introducir, mediante una jeringa muy fina, el implante en los dos hemisferios del cerebro, en las zonas donde se requiere la dopamina, para que libere gradualmente la sustancia y atenúe los síntomas”, explicó García Macedo, doctor en física y responsable del Laboratorio de Fotónica de Geles del IF, entidad académica en la que es investigador desde hace 35 años.