En lo alto del Teatro Lila Cockrell, erigido en las márgenes del río que cruza San Antonio (SA), Texas, se aprecia una escena dibujada con miles de mosaicos en color que, de inmediato, recuerdan a la Biblioteca Central de CU. Se trata del mural La confluencia de las civilizaciones en las Américas, creado por Juan O’Gorman para la exposición HemisFair de 1968, con la que esa urbe conmemoraba 250 años de su fundación.
Celebrado en su momento por asistentes y organizadores del encuentro como “un punto focal y una antesala espectacular a la feria”, el tiempo y su paso provocaron que muchos estadounidenses olvidaran su importancia y comenzaran a verlo como un decorado más del afamado River Walk. Por esta razón la UNAM, a través de su campus texano, emprendió una serie de esfuerzos encaminados a un solo objetivo: rescatar y revalorar este legado artístico.
“El más importante es el libro que está por aparecer y para el cual logramos algo jamás hecho, descolgarnos varios metros sobre el suelo para fotografiar sus teselas a detalle. Ello requirió permisos, pero el resultado valdrá la pena; jamás esta pieza fue vista tan de cerca ni desde esta perspectiva”, señaló el director de la UNAM-SA, José Antonio Vela.
Las imágenes fueron captadas por la lente de un reconocido francés, mientras que el texto saldrá de la pluma de una autora local. Sobre el porqué de esta labor por parte de una institución reconocida por sus cursos de inglés y español, el académico subrayó que la labor de la UNAM en Estados Unidos también es la de preservar y difundir el legado de México más allá de las fronteras.
“Como universitario radicado lejos de casa me emociona tener una obra de O’Gorman aquí y, mejor aún, a sólo 100 metros de nuestras instalaciones. Cada vez que camino por el lugar no puedo evitar levantar la mirada y maravillarme; emprender un proyecto tan ambicioso como el de un libro se explica por la necesidad de compartir algo: deseo que al pasar por aquí cada vez más personas eleven sus ojos y, al hacerlo, experimenten lo mismo que yo”.
El secreto mejor guardado de San Antonio
A escasos 30 metros de la creación de O’Gorman —casi enfrente, pero al otro lado del afluente— hay otra igual de importante que, pese a medir más de tres pisos de altura, es poco conocida. Se trata de un muro vitral en el que, mediante figuras geométricas de inspiración precolombina, Carlos Mérida recreó su particular visión del encuentro de dos mundos.
“Hacer visible la propuesta de este artista mexicano-guatemalteco es otra de las tareas que nos hemos encomendado”, refirió el director del campus texano. No obstante, en este caso la tarea se complica porque, pese a sus dimensiones, por estar dentro del Centro de Convenciones Henry B. González no es muy visitado.
“Lo paradójico es que en pocos lugares del orbe hay dos obras monumentales —y de autores tan importantes— así de encontradas; casi están una frente a otra”, dijo el maestro Vela, quien agregó que, al igual que con O’Gorman, la UNAM San Antonio tiene planeadas diversas actividades para revalorar la presencia de este pintor en esa urbe.
“Aquí, muchas manifestaciones artísticas parecen sobrevivir rodeadas de silencio; parte de nuestro trabajo es romperlo y generar un ambiente propicio para que la gente empiece a hablar de ellas. Con todo lo que haremos en el renglón, estoy seguro de que también, en breve, comenzarán a hablar de nosotros”.