Ante la política de deportaciones de Estados Unidos, México ha recibido cerca de 4,094 personas migrantes, principalmente mexicanos, en una semana. El plan del país es aceptar a los repatriados con centros de atención en la frontera norte y en aeropuertos nacionales, donde se les brindará apoyo integral, que incluye oportunidades laborales y asistencia social.
Sin embargo, existe la duda si estas medidas serán suficiente, y si el país tiene la capacidad en puestos de trabajo y en salarios, ya que los sueldos que tenían en Estados Unidos están muy por encima de las remuneraciones en el mercado laboral del país.
Para Alexa Castro, analista de México, ¿Cómo Vamos?, es importante entender que el mercado laboral mexicano ya tiene fallas estructurales que dificultan buenas condiciones salariales para los mexicanos que ya están, y, por tanto, para los que van a llegar.
“Las dinámicas actuales no solamente dificultan su integración laboral formal, sobre todo afectarán su calidad de vida”, considera.
Explica que suponiendo que los migrantes se reintegrarán al mercado laboral informal esto tiene una correlación con la pobreza.
Agrega que, en el caso de las mujeres migrantes el panorama es todavía más complejo en cuanto a su calidad de vida, porque en Estados Unidos ellas ya tienen un trabajo formal con ingreso propios, acceso a seguridad social, y aquí se enfrentarán a una dinámica muy diferente, porque la tasa de informalidad es más grande para las mujeres.
«Y en términos de pobreza laboral, esto es en todas las entidades, las mujeres tienen un ingreso más pequeño”, explica.
Considera que los repatriados generarán una presión en el mercado laboral de México, y eso sólo puede ser resuelto con un esfuerzo conjunto entre el sector privado y público, con estrategias conjuntas.
La parte positiva, es que los repatriados de Estados Unidos son personas con capacidades nuevas, algunas hablan inglés, y pueden emplearse en las grandes plantas que ya están instaladas en nuestro país y que buscan personal especializado.
Considera que debe realizarse un análisis regional considerando las fallas estructurales que ya existen en México, las condiciones precarias que ya viven algunos mexicanos y a eso agregar el nuevo flujo de personas que llegarán.
“Entonces las políticas públicas tienen que tomar en cuenta la informalidad, la participación de las mujeres en el mercado laboral formal y también en cómo van a hacer para asegurar que todas estas personas tengan seguridad social”, dice.
Las medidas de Trump llegan con una economía débil
Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), afirma que aún no se percibe, por un lado, una gran magnitud en las deportaciones.
“Entonces habrá que esperar si esto se intensifica y hasta qué nivel llegará”.
No obstante, dice que estas medidas toman a la economía mexicana en una situación de debilidad. “Los Estados Unidos han venido reduciendo su actividad económica, y esa debilidad invariablemente se refleja en la economía de México, en particular en la producción manufacturera”.
Agrega, que en el caso de que se apliquen medidas arancelarias, esa desaceleración se podría convertir en una recesión económica para México, donde se reduce la actividad de la construcción.
Bajo todo ese contexto es mucho más difícil la creación de empleos para los deportados, refirió. “No tenemos una economía fuerte para absorber esta demanda”.
Considera que los anuncios del gobierno de crear empleos para los migrantes, ofrecerles seguridad social, y alguna ayuda en efectivo por unos meses, es una medida que sólo resuelve el primer impacto.
El especialista del CEEY afirma que hay que tener en cuenta las distintas afectaciones de la decisión de Estados Unidos de deportar a los migrantes, por ejemplo, ante estas medidas ellos están tratando de evadir la deportación y para eso utilizan más de los recursos que ganan, lo que significa una reducción del dinero que envían a las familias en México, y que en muchos casos representan su principal ingreso.
Source: Mundo