“Ser docente, dedicarme a la pedagogía, eso es lo que me gustaría ser y estudiar”, así visualiza su futuro a mediano y largo plazo la joven Paola Jordán Martínez, de 15 años, aunque dice estar consciente de que para lograr sus metas de desarrollo profesional y personal, primero debe concluir sus estudios de nivel básico y posteriormente cursar su educación media superior y superior.
Para ello, la joven estudia actualmente la secundaria en un albergue para niños, niñas y familias migrantes que cada año arriban a la región de Delicias, con el fin de trabajar en labores agrícolas.
La estudiante es atendida en este ciclo escolar en el Albergue Laderas, en donde cursan sus estudios, menores y jóvenes procedentes de diversos estados del país, así como de la propia entidad y en muchos casos se trata de familias indígenas.
Estas familias migrantes se dedican a sembrar y cosechar en la zona de Delicias, cultivos como cebolla, chile y alfalfa, entre otros productos agrícolas, como en el caso de la mamá de Paola, a quien la joven viene acompañando, procedentes ambas del Distrito Federal.
En el citado albergue se cuenta con aulas en perfectas condiciones, material didáctico, libros para el alumnado, Libros del Rincón (una pequeña biblioteca de salón), un salón comedor, canchas deportivas, un amplio comedor y estancias para las familias trabajadoras.
En el lugar están estudiando también los hermanos David y Luis Negrete Montes, de 14 y 15 años, respectivamente, quienes forman parte de una familia migrante.
El primero comenta que le llama mucho la atención la labor que realizan los policías, por lo que quiere seguir estudiando y probablemente en un futuro ingrese como aspirante a ser agente policiaco.
En otro de los albergues, Los Álamos, también en Delicias, la joven maestra María Guadalupe Bolívar Esparza imparte clases a un grupo de menores de Primaria y Preescolar, muchos de ellos procedentes de comunidades indígenas del centro y sur del país, como algunos niños y niñas zapotecos, originarios de Oaxaca.
Comenta la docente que las familias de dichos menores salen a diario a trabajar en la pizca de productos como elote, nuez, tomate, cebolla y chile, por lo que dejan a sus hijos para que cursen distintos grados de Preescolar y Primaria.
Ella inició sus actividades de enseñanza desde fines del pasado mes de marzo, ya que en el programa de atención a estudiantes de familiares jornaleras agrícolas migrantes, el periodo lectivo va a la par con los ciclos agrícolas, en este caso, aproximadamente entre los meses de abril y noviembre, en el estado de Chihuahua.
En Saucillo funciona a su vez el Albergue Betebachi, en donde viven exclusivamente familias de origen tarahumara, cuyos integrantes viajan cada año a aquel punto de la región centro del estado, para emplearse en actividades de pizca.
Esta escuela se caracteriza, entre otros aspectos, porque tiene constituida incluso una Sociedad de Madres y Padres de Familia, cuyos integrantes trabajan para gestionar mejoras en su escuela-albergue.
Ahí presta sus servicios el maestro Óscar Rodríguez Figueroa, responsable de la enseñanza a un grupo escolar, integrado mayoritariamente por niñas rarámuris, a quienes en meses recientes se dotó de un nuevo equipo de computadoras, que se suman a las que ya tienen instaladas en su aula.
Estos alumnos y alumnas, atendidos en distintos albergues, forman parte de la población escolar que es atendida en el actual Ciclo Agrícola 2015 por el Programa Estatal de Atención a Niños y Niñas Migrantes del Gobierno del Estado, mismo que está a cargo de la Dirección de Gestión e Innovación Educativa de Servicios Educativos del Estado de Chihuahua, SEECH.
En el actual ciclo lectivo cursan sus estudios aproximadamente 750 niños, niñas y jóvenes de Preescolar, Primaria y Secundaria, quienes forman parte de familias jornaleras agrícolas migrantes, procedentes de diversos estados del país, así como del propio estado de Chihuahua, siendo muchas de estas familias de origen indígena.
Dicho programa, en donde colaboran también instancias de nivel federal y municipal, se enfoca precisamente a atender las necesidades de educación básica para menores que durante casi todo el año están migrando a diversos puntos del país, en donde sus familias son contratadas para labores agrícolas, lo que hace difícil darles la debida atención educativa.
Sin embargo en el marco del Programa de Inclusión y Equidad Educativa de SEECH, el cual trabaja con grupos de la sociedad en situación de alta vulnerabilidad o pobreza, son captados esos niños y niñas para que, al estar temporalmente en Chihuahua, como población flotante, puedan cursar aquí sus distintos grados en Educación Básica.
En el actual Ciclo Escolar Agrícola se labora en 22 centros de trabajo escolar, ubicados en 14 municipios del estado. Estos son: Ascención, Casas Grandes, Janos, Buenaventura, Galeana, Delicias, Saucillo, Camargo, Meoqui, Guerrero, Cuauhtémoc, López, Namiquipa y Ojinaga.