El estado de Texas ejecutó a Manuel Vásquez, un integrante de la organización criminal Mafia Mexicana que fue condenado a muerte por el asesinato de una mujer en 1998 en la ciudad de San Antonio.
A Vásquez, de 46 años, lo declararon muerto a las 18:32 hora local tras ser ejecutado con una inyección letal en la cárcel de Huntsville, según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas (TDCJ).
La Mafia Mexicana es una organización criminal integrada principalmente por latinos que surgió en las cárceles de Estados Unidos pero cuya expansión va más allá del sistema penal: radicada en San Antonio, tiene alianzas con carteles mexicanos y controla el tráfico de drogas en esa ciudad y sus alrededores.
Sus últimas palabras fueron: “Quiero decir a mi familia y a mis amigos que los quiero. Gracias señor por tu misericordia y tu amor incondicional. En el nombre de Jesús, amén”.
La ejecución la presenciaron cinco personas: su hermana, dos asesores espirituales, un amigo y un individuo con el que se intercambiaba cartas.
Durante la madrugada del 19 de marzo de 1998, Vásquez y otros dos miembros de la Mafia Mexicana irrumpieron en la habitación de un motel de San Antonio donde vivía Juanita Ybarra, de 51 años, y la asesinaron por no pagar la extorsión que la banda impone a todos los traficantes en esa ciudad, un 10 por ciento.
Los tres habían estado de fiesta durante toda la noche: fumaron mariguana, consumieron alcohol y se inyectaron heroína, según la investigación.
La sentencia apunta a que Vásquez estranguló a Ybarra con el cable de un teléfono, mientras que los otros dos pandilleros, Oligario Luján y Johnny Joe Cruz, dejaron mal herido a la pareja de la mujer, Moses Bazán.
“Creí que estaba muerto”, reconoció Bazán en una entrevista reciente, aunque horas después del asalto recobró el conocimiento y pudo denunciar lo sucedido ante las autoridades.
Vásquez fue el único de los tres pandilleros que fue condenado a muerte, ya que Cruz logró un acuerdo con la Fiscalía para incriminar al hoy ejecutado y pagó una pena de solo siete años, mientras que Luján aún cumple su sentencia de 35 años de cárcel.
Durante el juicio, se demostró la implicación de Vásquez en otros dos asesinatos, por lo que los fiscales lo definieron como un individuo “extremadamente violento”.
De hecho, antes de ser condenado a muerte, Vásquez ya había estado dos veces en prisión.
La de Vásquez es la cuarta ejecución del año en Texas y la novena en el conjunto del país.
Desde que se reinstauró la pena de muerte en 1976, han sido ejecutados en Estados Unidos mil 403 presos, la mayoría en Texas: 522.
Texas afronta ahora la escasez de pentobarbital, el elemento esencial en sus inyecciones letales.
Según reconoció el TDCJ, al estado tan solo le quedan existencias para la ejecución de Randall Mays, prevista para el próximo miércoles, aunque entre abril y mayo tiene programadas otras cinco.
Mays asesinó a dos policías en 2007.
En caso de no conseguir más pentobarbital, las autoridades texanas aún no han revelado si utilizaran el polémico midazolam, que ya ha fallado tres veces en otros estados, suspenderán temporalmente las ejecuciones u optaran por otros métodos.
De hecho, Utah aprobó este martes reinstaurar el fusilamiento como método de ejecución en caso de no disponer de inyecciones tras los problemas que están teniendo los estados para obtener los medicamentos letales.
Agencia EFE