A los 33 años se deja de escuchar música nueva

Internet no solo cambió la forma de escuchar música, sino también la posibilidad de medir usos y costumbres, algo que antes solo podía hacerse con las ventas de discos, aunque eso no medía exactamente quién los escuchaba y con qué frecuencia.

A partir de los datos de la plataforma Spotify, el sitio más popular de reproducción online, con 40 millones de usuarios en todo el mundo, el sitio Web Skynet & Ebert analizó usos y costumbres de los estadunidenses que escuchan música vía internet y concluyeron que se deja de escuchar música nueva a partir de los 33 años.

Según el estudio que hoy publicó el diario argentino Clarín se empieza a escuchar todo tipo de música desde la adolescencia, con mayor predominancia de la música popular. Pero en este período se observa una gran amplitud de criterios, algo así como una etapa de experimentación y de exploración, casi siempre predeterminada con la mayor difusión de la música popular.

“A medida que los usuarios dejan atrás la adolescencia y pasan los 20, los gustos se alejan cada vez más de lo popular y masivo”, escribió Ajay Kalia en su sitio dedicado a tendencias en nuevos consumos culturales, “hasta pasados los 30, la música más popular representa una parte cada vez más pequeña de lo que escuchan. Y para el oyente medio, a los 35 años, los gustos han madurado, y son lo que serán en adelante”.

Esto sucede por cierto apego nostálgico, y cierta sensación de “disco lleno”. Pero más allá de esta conclusión inicial, el autor de la investigación reconoce que los “porque” de esta cuestión es algo difícil de medir, algo más intuitivo que razonable.

ELLAS ESCUCHAN MÁS NOVEDADES

Según Kalia, el comportamiento de hombres y mujeres es similar, aunque son los varones los que dejan de escuchar de manera más abrupta lo nuevo y se empiezan a aferrar a los clásicos: “hombres y mujeres escuchan música de similares características cuando son adolescentes, pero a partir de cierta edad, cercana a los 30 años, los hombres dejan lo más popular antes de lo que lo hacen las mujeres”.

En las jóvenes, esa curva de consumos populares y masivos es menos pronunciada, como si fueran alejándose de a poco de la música masiva hasta consolidar sus gustos.

Otro dato concluyente es que tener hijos supone adelantar “unos 4 años” esto de dejar de escuchar música nueva y quedarse con la música favorita, la que nunca se abandonará. O sea que tener un hijo supone dejar de experimentar y explorar música nueva antes de los 30 años.

 

 

 

Excélsior