El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga, que afirma haber sobrevivido más de un año a la deriva en el océano Pacífico, ha sido acusado de canibalismo y la familia de su presunta víctima ha interpuesto una demanda de un millón de dólares en su contra.
Alvarenga relató que había salido a pescar en diciembre del 2012 desde la costa mexicana de Chiapas junto a su compañero Ezequiel Córdoba, de 24 años. Tras una tormenta, el motor de su pequeña embarcación sufrió una avería y los fuertes vientos lo desviaron y se perdieron. Después de 13 meses el náufrago apareció a 12.500 kilómetros de distancia de su punto de partida, informa el diario ‘Komosomolskaya Pravda’.
Tras ser rescatado, Alvarenga se convirtió en una celebridad y un periodista estadounidense compró los derechos de su historia para escribir un libro. Según José, para sobrevivir a la odisea tuvo que comer carne cruda de aves, pescado y tortugas marinas. Mientras que para hidratarse bebía agua de lluvia, su propia orina o sangre de tortuga. Para cubrirse de los abrasadores rayos del sol se tapaba con una hielera (nevera) que tenía en su embarcación.
Sin embargo, Córdoba, su compañero, murió después de cuatro meses de haber quedado a la deriva porque no pudo adaptarse al sistema de supervivencia. “Su estómago (de Ezequiel) se negaba a digerir la carne cruda. Cortaba la carne en trozos pequeños e intentaba darle de comer como a un bebé”, relató el sobreviviente.
Poco tiempo después de llegar a su natal El Salvador, los vecinos de su pueblo empezaron a achacarle ser un charlatán e incluso narcotraficante. Más tarde los familiares de Ezequiel le acusaron de haber practicado canibalismo con su compañero, y que gracias a esto logró sobrevivir. El último escándalo fue la demanda por un millón de dólares presentada por su exabogado por haber rechazado sus servicios y empezar a trabajar con un bufete de abogados estadounidenses.
La editorial del libro sobre la historia de José apeló la demanda pero el exabogado de Alvarenga insistió y ahora representa los intereses de la familia de Ezequiel, que también prepara los documentos para presentar una demanda y obtener parte de las ganancias del náufrago.
Detector de mentiras
Para defenderse de todas las acusaciones, José tuvo que someterse a exámenes psicológicos e incluso a un detector de mentiras, pruebas que determinaron que sus versiones no eran falsas.
“Nunca pensé en el canibalismo”, asegura Alvarenga. “Para entonces, ya me había adiestrado en atrapar peces y tortugas, y siempre teníamos un suministro para cinco días. Ezequiel se desesperó, pensó que no nos salvarían y no comía. Al final estaba tan débil que ya no podía ni hablar”, recuerda.
Luego de que Córdoba muriera, José no quiso arrojar su cuerpo al agua, porque temía tanto a la soledad que entró en estado de shock, por lo que pasó seis días junto al cadáver. “Fue muy duro para mí su partida, y continuaba hablando con él. En el sexto día me di cuenta que me estaba volviendo loco, entonces oré por él y arroje el cuerpo al agua”, comentó.
Luego de eso Alvarenga permaneció en alta mar nueve meses más, y debido a la soledad y la desesperación pensaba en suicidarse. Según el náufrago, lo que le salvó fue su disciplina, porque incluso en los peores momentos comía tres veces al día y para mantenerse ocupado se dedicaba a pescar, cazar aves, cantar u orar.
Un buque carguero lo deja morir
Recuerda además que un día se encontró con un buque carguero, rebosante de alegría, José comenzó a gritar y dar señales a quienes iban a bordo del barco. Pero para su asombro, ellos solo le devolvieron el saludo y continuaron su travesía. “Todavía no puedo entender por qué me dejaron morir en el mar”, agregó.
Finalmente el 30 de enero de 2014, Alvarenga fue rescatado en un remoto atolón de las islas Marshall, región de Micronesia. Ahora el ‘Robinson’ salvadoreño teme al mar y la larga travesía ha repercutido en su salud.
RT Noticias