Investigador argentino estudia el poder terapéutico del LSD

mousebrainonlsd_48da65_54900991-1024x575

El consumo de drogas de diseño que se venden bajo el nombre de LSD y éxtasis aumentó en los últimos años entre los jóvenes. Y la muerte de cinco personas el año pasado en la fiesta electrónica de Time Warp instaló en los medios esta nueva y peligrosa tendencia en alza.

Pero dejando de lado su consumo ilegal, en otras partes del mundo al LSD y el éxtasis se los estudia por su potencial valor medicinal. Un reconocimiento que llegó hasta la revista Inverse Science que lo catalogó como “El experimento del año”.

“La elegimos porque sus resultados son fundamentales para el futuro de la investigación del cerebro humano y porque responde preguntas que circularon durante décadas a pesar de las regulaciones anti-científicas de los gobiernos”, afirmaron desde su editorial.

El valor medicinal del LSD está en la base misma de su génesis. Su creador, Albert Hofman -un químico suizo destacado que vivió hasta los 102 años- fue un ferviente opositor al uso recreativo de la sustancia: “Mientras siga siendo mal utilizada y la gente siga sin entender realmente a los psicodélicos, empleándolos como drogas placenteras, errando a la hora de apreciar las muy profundas experiencias psíquicas que pueden inducir, su uso médico seguirá parado. En las calles las drogas se entienden mal y ocurren accidentes. Esto hace muy difícil que las autoridades sanitarias cambien su política y permitan el uso médico”.

Y así fue por más las cuatro décadas, hasta que Gran Bretaña permitió algunos estudios con psicodélicos.

El neurocientífico Enzo Tagliazucchi estudia los efectos terapéuticos del LSD. Foto: YouTube.

El argentino, Enzo Tagliazucchi -físico, matemático, neurocientífico y especialista en drogas de diseño- participó en dos de ellos. En una entrevista exclusiva con Infobae, el investigador echa luz sobre los mitos y verdades de las drogas de diseño.

-¿Cómo llevaron a cabo estos estudios con LSD?

Hay una fase previa que consiste en conseguir los permisos que hacen falta para hacer investigaciones con sustancias que son ilegales en casi todas partes del mundo. Para ello se requiere justificar adecuadamente el experimento, debido al posible “error terapéutico”. Los experimentos son muy sencillos: se convoca a unos 20 personas con experiencia previa en psicodélicos y se les suministra 75 microgramos de LSD – que es el equivalente a una dosis standard – y luego se los pone en un resonador nuclear, entre otras cosas. Gracias a eso podemos ver, casi en tiempo real, qué ocurre en el cerebro en un estado inducido por LSD.

Los efectos del LSD se pueden observar con un resonador nuclear. Foto: Infobae/M.B.

-Durante años, los efectos de las drogas psicodélicas sólo podían “entenderse” a través de los relatos de quienes las consumían. Hoy, la tecnología disponible ¿permite medir y evaluar, de manera objetiva, qué ocurre en el cerebro cuando se consumen sustancias como el LSD?

Sí, en realidad son aparatos que están disponibles desde los años 90. El problema es que hay un desfasaje entre el lanzamiento de esa tecnología y el momento en que pudo darse un cambio de actitud respecto de las drogas psicodélicas, como para entender y considerar que son una herramienta útil para investigar el cerebro y para el tratamiento de ciertos trastornos psiquiátricos.

LOS RESULTADOS DE LAS INVESTIGACIONES 

El primer experimento de la Fundación Beckley fue financiado por su directora, Amanda Feilding, amiga personal de Hoffman y “una persona que tiene el interés y los medios para apoyar estas investigaciones que son especialmente costosas por tratarse de sustancia prohibidas y porque sintetizar la droga es caro”, explica Tagliazucchi.

Para ella, “la conciencia es el centro de la vida de cada uno de nosotros. ¿Qué podría ser más importante que entender por qué somos de la manera que somos? Nuestro cerebro está lleno de misterios, tal vez aún más que el universo mismo.”

En la segunda investigación se recurrió a una herramienta novedosa: el crowdfunding, que capta aportes individuales de la sociedad. “Obtuvimos un apoyo asombroso de la gente, se hicieron muchas donaciones y muy generosas. Como se trata de una sustancia ilegal, muchas fundaciones no quieran quedar involucradas o asociadas a este tipo de estudios”, cuenta Tagliazucchi.

Respecto a los resultados, los científicos observaron una serie de cambios en el cerebro, muchos de los cuales tienen que ver con situaciones antes descritas por personas que habían consumido LSD.

Los científicos observaron una serie de cambios en el cerebro con la ingesta de esta sustancia. Foto: Infobae/M.B.

Ocurrían cambios en la percepción visual -uno de los efectos más idiosincráticos del LSD-. No son alusiones, sino simples distorsiones y la observación de figuras geométricas y texturas, diferentes a lo que vería usualmente. Esos cambios se correlacionan con alteraciones en la zona del cerebro que se encarga de la visión al producirse un enriquecimiento de la conectividad en esa parte que explica los cambios en la percepción.

Otra situación que se observa es la disolución del ego. Uno de los aspectos más sorprendentes que notaron los investigadores tiene que ver con cambios en la conciencia misma: “Observamos que se diluían y mezclaban los circuitos del cerebro que se encargan de censar la conciencia que tenemos de nosotros mismos y de nuestro cuerpo, con otras zonas que captan los alrededores. Esos dos circuitos se fusionan y hacen una experiencia muy típica y difícil de describir que es la disolución del ego, es decir, sentir que se desdibujan y se pierden los límites entre uno mismo y el entorno.”

Como un niño, el cerebro del adulto bajo los efectos del LSD procesa el exterior de un modo similar al que lo hace el cerebro de un niño. El hemisferio derecho es un almacén de creatividad y el izquierdo una máquina racional, la amígdala es nuestro cubo de emociones, la corteza prefrontal y el hipotálamo archivan la memoria y el cerebelo direcciona nuestros movimientos. Pero, cuando se consume LSD, los bordes del cerebro se rompen. El resultado es una visión más optimista y holística de nosotros mismo y del mundo. Estás conclusiones fueron publicadas por la Universidad de Cambridge en un reciente paper cientifico.

Los científicos documentaron ciertos rasgos claves que se asemejan mucho a los que ocurre en el cerebro de meditadores experimentados: apertura, optimismo, y una habilidad mental conocida como “conciencia plena”

EL USO TERAPÉUTICO DE PSICODÉLICOS

Para el profesor David Nutt, del Programa de Investigación de la Fundación Beckley, el estudio de los psicodélicos tiene que ver con las siguientes preguntas: “¿Cómo funciona el cerebro? ¿Podemos utilizar la alteración de las funciones del cerebro para obtener beneficios médicos? ¿Podemos ayudar a gente con desórdenes como obsesiones compulsivas o depresión o adicciones a estar mejor? Las personas con depresión están atrapadas en un estado mental de pensamientos depresivos y no pueden salirse de esa trampa. En este caso, los psicodélicos lo que hacen es generar una disrupción en el cerebro que fuerza esos pensamientos y les permiten pensar las cosas de manera diferente.”

El posible uso terapéutico de la depresión es uno de los que causa más inquietud en estos científicos. Esta patología es un flagelo mundial, una de las principales causas de discapacidad en el mundo, ya que 350 millones de personas la padecen, el equivalente a la población de 8 países como la Argentina.

La traducción en términos económicos también es alarmante: en Europa representa el desorden mental más costoso para el sistema; sólo en los EEUU, cuesta 200 mil millones de dólares al año y en varios países, como Gran Bretaña, es el principal motivo de ausentismo. La enfermedad acarrea un largo sufrimiento para quienes la padecen.

Sólo el 50 por ciento muestra una reacción favorable ante los antidepresivos y el 20% directamente no responde a nada. Es allí en donde los tratamientos con este tipo de drogas -guiados por profesionales, en un número determinado de sesión y en las que no siempre se utiliza la sustancia- han demostrado ser eficaces.

Puedes leer más en Infobae 


Source: Crealo