Un reciente metaanálisis publicado en el Annual Review of Public Health sugirió que el flúor podría tener un efecto perjudicial en la salud de las mujeres embarazadas y los bebés, ya que se observó que la exposición sistémica a esta sustancia afecta el desarrollo cognitivo, la función tiroidea y la resistencia de los huesos.
En algunos países como EE.UU., Canadá, Reino Unido, Australia e Irlanda es común añadir flúor al suministro público de agua, en una proporción de alrededor de 0,7 miligramos por litro, para prevenir las caries dentales. Estudios realizados entre las décadas de 1940 y 1970 demostraron que el agua potable fluorada reducía el riesgo de caries en los niños en aproximadamente dos tercios.
Los riesgos del flúor en la salud
El flúor ingerido se absorbe rápidamente en el estómago y los intestinos, y las concentraciones de este elemento en la sangre alcanzan un pico en entre 20 y 60 minutos. Los bebés y los niños pequeños retienen entre el 80 y 90 % del flúor, en comparación con el 50 % en adultos sanos.
Según los especialistas, una vez que el flúor ingresa al plasma, se adhiere inmediatamente al esqueleto o se excreta a través de los riñones, y solo una pequeña cantidad que no se llega a absorber se desecha en las heces. No obstante, esta sustancia puede penetrar fácilmente la placenta, llegándose a acumular en el cerebelo, la corteza motora y el hipocampo.
Philippe Grandjean, profesor de la Universidad del Sur de Dinamarca y uno de los autores del nuevo metaanálisis, señaló a Fox News que el flúor, independientemente de su fuente, puede resultar «tóxico para el desarrollo temprano del cerebro».
Limitar la ingesta de flúor
Grandjean recomendó que, «además del agua potable fluorada», se limite la ingestión de productos fluorados, como pasta de dientes. También aconsejó evitar el consumo de ciertos tipos de té negro, concretamente los que «se cultivan en suelos ricos en flúor», como en «África Oriental y ciertas partes de China e India».
Por su parte, Robert Kennedy Jr., secretario de Salud de EE.UU., ha abogado por eliminar el flúor del suministro de agua pública, argumentando que sus beneficios son principalmente tópicos y no sistémicos. «Realmente no hay razón para tenerlo en el suministro de agua en esta era en que tenemos pasta de dientes y enjuagues bucales», agregó.
Kennedy comentó recientemente a AP que planea solicitar a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. que dejen de recomendar la fluoración del agua en las comunidades del país. También está conformando un grupo de trabajo de expertos para examinar el tema y realizar nuevas recomendaciones.
Utah se convirtió en el primer estado en aprobar una ley que prohíbe el flúor en el agua potable. Legisladores de otros estados, incluidos Carolina del Sur, Florida y Ohio, también han presentado propuestas para restringir a las autoridades y a los operadores de sistemas de agua que añadan dicha sustancia al vital líquido.
Source: Crealo